Debora Lugo, coach prenatal y postnatal, hizo saber que el período de post parto correspondiente a 40 días o 6 semanas se relaciona con el sangrado; toda vez que, hay unos loquios y el útero debe limpiarse con una regla abundante que abarca ese período llamado «cuarentena», se supone que cuando finaliza esa regla está «curada» la mujer, pero el cuerpo de quien ha dado a luz no se recupera en esa cantidad de días, porque al menos requiere otros 9 meses restablecerse, los 40 días son los que tarda el útero en retornar al estado inicial, aunque nunca vuelve a quedar igual. El número de días establecidos se sustenta en datos clínicos, anatómicos y fisiológicos. Sin embargo, tanto el abdomen como el suelo pélvico; y, los sistemas linfático y cardiovascular, requieren más tiempo. Aunque este lapso favorece al sistema en general, pasando por los ámbitos políticos, sociales y laborales.
La experta considera que están sumamente vinculados el parto y el post-parto; toda vez que, el primero es un proceso muy intenso, tanto para la madre como para quien lo habita. La realidad indica que el cuerpo pasa por un proceso y el universo interno también vive una experiencia determinante hacia el futuro. Si la madre se siente acompañada, contenida y respetada, resultará viable dar lugar a una recuperación más adecuada. La experiencia del parto, de por sí, ya es un trauma para el cuerpo y la psique; el acompañamiento del personal médico, el lugar donde da salud; y, en general, el entorno está en contra la naturaleza de cómo dan a luz los mamíferos, y se torna exageradamente traumático. Se implementan una serie de protocolos médicos que parecen ser correctos; y originan que, cuando termina el parto quede la sensación racional de que todo es correcto, pero el plano psicoemocional y el alma entiende que algo no está del todo bien, hay una forma invisible y muy difícil de transmitir que no ha sido totalmente idóneo, aunque por fuera digan que el bebé esta bien, el parto fue corto, el médico trabajo conforme a lo requerido, etc., generalmente, prevalecen creencias e información que hacen cuestionarse a la madre por qué se siente mal. El parto es clave para sobrellevar el posparto, hay un «coctel» de hormonas que suben y bajan, desajustes emocionales y psíquicos, reajustes a nivel físico, todo se vuelve lento, pero al mismo tiempo, se presenta un amor muy fuerte que se tiene por el bebé; y, la experiencia de cómo recibir al bebé y se sobrelleven las primeras semanas será determinante.
El post parto es íntimo, privado y muy personal; sin embargo, culturalmente no se vive dentro de un ambiente de este tipo, siempre hay visitas, quien quiera ver y cargar al bebé, persiste la necesidad de sacar al bebé a la vida social, la mujeres están muy abierta de su periné, su abdomen, se encuentran en shock; y, les son requeridas decisiones y opiniones sociales, políticas y laborales. Pero estudios avalan que el cerebro cambia a nivel estructural y funcional, las neuronas disponibles son las que dedican al cuidado, las mujeres que acaban de dar a luz tiene muy latente lo que son la intuición y la energía femenina, no poseen la parte racional disponible. Buscan atenuar que le pasa al bebé, es un lenguaje silencioso, lo importante en el post parto es hacer público que entendamos que lo último querido por las madres es una vista. En este punto, la especialista precisó que, es distinta la presencia de personas con quienes entran en intimidad y ni siquiera la madre requiere arreglarse. Por el contrario, personas de segundo o tercer grado, no deberían acercarse, porque no está lista para atender a los demás, solo está preparada para su bebé, debe haber mucho contacto piel a piel. También se presentan muchos luidos, tanto provenientes de la vagina como de los pechos, es un momento muy «pantanoso», el bebé también necesita a la mamá, está como acuso entre sus heces y orina. Si ha habido una cesárea, los movimientos son mucho más lentos, debe darse privacidad a las primeras semanas y contener el plano psicoemocional de las mamás, si todos dicen que debes hacer dejas de conectarte con la intuición, nadie valora lo que sabes intuitivamente y genéticamente. Tiene que valorarse lo necesitado por la madre y cuando ella duda es porque la información del entorno origina esta situación.
Varía del tipo de parto el tiempo que transcurre para que las madres se pueden bañarse, generalmente puede ser al día siguiente o el mismos día, si fue parto vaginal sin mayores complicaciones y están disponibles pueden hacerlo; toda vez que, la realidad es que el cuerpo de al mujer esta diseñado para continuar con la vida y la tarea intensa de atender al bebé. Después de un parto siempre debe haber tiempo de descanso para la mamá y su bebé, pese a que no en todas las instituciones dan este tipo de espacio e intervienen en esta etapa. Pero debe considerarse que si se corta el vientre bajo y los abdominales, si afecta y el cuerpo se ve muy comprometido, dependerá de cómo se siente la madre, pero no es diferente a cualquier incisión u otra herida corporal.
No hay tiempo establecido para volver a tener relaciones sexuales, depende de la mujer y cuántas ganas tengo, habrá mujeres que a los 15 días ya acepten una penetración; toda vez que puede haberla o no, debido a que hay muchas maneras de tener sexualidad, habrá quienes pasen meses y no quieran. Una mujer no tiene apetito sexual cuando ha dado a luz porque lo principal es garantizar la supervivencia del bebé y éste debe llegar a los 3 años. Lo normal y natural es que cuando acaba de dar a luz no tenga ganas porque se inhibe la libido, la prolactina que segrega durante la lactancia es inhibidora, y si ha sido un parto complicado conde se ha desgarrado debe ser un aspecto a considerar. Además, afecta la imagen, cómo se siente y la forma en que se relacionan las mujeres hoy en día, porque parte desde la autoexigencia de tener un cuerpo perfecto y si no se sienten sexys no hay ganas de sexualidad, entonces podrá tardar meses en generar deseo. Debora Lugo manifestó su total rechazo al uso de anticonceptivos, ya que los tomó por mucho tiempo; y, cuando los dejó se descubrió como mujer y ve su cuerpo desde otra perspectiva, hay muchas maneras de reconocerse y tener cuidados sin quedar embarazada, comienza con hablar de sexualidad desde el colegio, siempre con honestidad sin morbosidad ni pornografía. Ginecólogos dice que en 40 días pueden ponerse un DIU hormonal, un implante, anticonceptivo sub cutáneo, etc., por tema de planificación familiar, pero, reiteró que no está muy de acuerdo con ello. El tema de disponibilidad de una mujer para tener relaciones después del parto, es una mirada por demás machista y patriarcal al vislumbrar que el cuerpo de la mujer debe estar disponible para las necesidades del hombre. Lo que desee la mujer desde su propia mirada sería primordial.
En México el ámbito laboral da 6 a 8 semanas, ni siquiera 3 meses para volver al trabajo, porque debe haber disponibilidad para que la mujer continúe produciendo económicamente, a menos que se haya pactado que solo el hombre trabajará y ella cuidará al bebé, pero el sistema laboral y político no fomentan este pensamiento, además se sentirá culpable por salir a trabajar, vivimos en un mundo anti mamás y bebés, precisó Debora Lugo, al deber llevar al bebé a una guardería y el cuerpo de la madre tiene que estar disponible para la sexualidad, el trabajo, incluso, su círculo social reclama mientras el plano emocional, las hormonas y la estructura cerebral no están enfocada en socializar, hay mucha presión para la mujer que acaba de ser madre. Cuando las mujerea arriban a los 30 años hay presión de casarse y procrear hijos, pero los millennials tienen mayor respeto y no conservan esa creencia de que debes ser madre sí o sí. Cuando tienes un bebé esperas que todo se detenga, observar cada pequeño detalle, su primer palabra, su primer paso y todo nuestro ámbito publico no se interesa por el vínculo mamá-bebé, aquí hay culturas mas arraigadas a tradiciones, pero en Europa no hay bebés, allá se quedan en guarderías y con sus abuelos, aquí hay conciertos y ves algún niños, pero en Europa es una aberración ver uno, no se puede interactuar afuera con el bebé. Por el contrario donde Debora Lugo trabaja, los bebés siempre están invitados, si colabora con una mamá de 3 meses, su bebé podrá estar presente, aunque no le pongan plena atención sabe que su bebé la requerirá y dejará que le atienda porque es prioridad, por tal motivo, considera que es sumamente necesario que más personas promuevan que bebés sean parte de la vida social.
Los primeros cambios culturales que deben modificarse según su punto de vista, consisten en involucrar a las escuelas donde tienen que hablar sobre una adecuada educación sexual, pero como no hay suficiente honestidad en el tema para hablar solo en clase es necesario abordarlo en casa. En este punto, destacó la importancia de que la mujer conozca su naturaleza tal como es, no solo consiste en que les van a meter un pene y quedarán embarazadas, pero antes de hablar de coito hay mucho que versar con naturalidad sobre sexualidad y reproducción, la cual es intrínseca a nuestra propia especia; y, llenar estos aspectos de morbo, tabú y pornografía no corresponde. Un niño no puede estar disfuncionalmente mal a menos que haya padecido algo, pero son los adultos quienes piensan que nos hacen preguntas por mala educación, a nivel político deben trabajar los gobiernos información real sobre cómo transmutan las mujeres y proveer recursos para que una mujer no se sienta mal por quedarse en casa a cuidar los niños, puesto que se invierte en niños más seguros y funcionales, cada vez hay más casos y estudios que lo demuestran, pero los gobiernos solo quieren desvincular a madres de sus hijos; y, hacerlos dependientes del mercado, comprar, consumir y gastar, una madre necesita por encima de todo cuidar a un hijo que requiere el amor materno.
Si hay pareja o no, si el hombre tiene información y está conectado con la naturaleza y desea el bebé, perite tomar decisiones sobre cómo maternar da lugar a un camino más fácil, «la mamá de la mamá, las hermanas y familiares cercanos tienen un papel fundamental en esta constelación, profesionales involucrados también deben tomar en cuenta las necesidades reales no solo medicas ni industrializadas, hay muchas maneras de atender a una mujer, la educación y cultura, no influyen de la misma forma en un post parto en España, Alemania o México, ni siquiera en una cuidad de México, provincia o comunidad, pero cuando aparentemente es menos civilizada la sociedad, más conexión tiene con la naturaleza y sus tradiciones, lo cual genera más respeto por este proceso, mientras que en la cultura civilizada hay mucho rechazo hacia esta parte mamífera que tenemos.
Comentó sobre quien considera una gran compañera; Flor Hempel, quien tiene un proyecto llamado «NEUROBEBÉ», con el cual, se encuentra plenamente alineada, donde hay mucha información en contraposición sobre creencias de la maternidad, insistiendo en que somos mamíferos y se debe parir así, no obstante, ella dice que somos mamíferos en el Siglo XIX con ciudades industrializadas y civilizadas, tenemos vidas multifunciones, y no se puede comparar a la mujer con una perra, una vaca, etc., Flor también cuestiona el lado controversial y busca equilibrar la manera tan extrema y muy disfuncional de cómo se ve la maternidad hoy a nivel social y público.
La información es poder, por tal motivo, cuando da cursos de preparación al parto habla de lo que viene después; y, como hay una maternidad muy idealizada a través de los medios, gracias a las redes sociales y la popularización de comunicación ya no es tan tajante, hay una maternidad exagerada donde la mujer es bellísima con portadas de artistas demasiado arregladas con cuerpazos y bebés felices bien vestidos, cada vez se ve menos este estereotipo, pero así hemos crecido con esta imagen, pero desidealizarla ayuda a entender que es un proceso incómodo y a la vez contrastante porque hay mucho amor.
Para finalizar su intervención, hizo resaltar que, son muchas personas las que cada vez más refieren una maternidad real, donde sucede una especialización para sentir y vivir muchas más emociones, la frustración más terrible, el odio más profundo y el arrepentimiento más cabrón, al mismo tiempo que se ama desbordadamente.