Los antiguos mesoamericanos tenían una tradición de manuscritos basados en un sistema de escritura de tipo pictográfico, que se mantuvo hasta después e la conquista. Los códices prehispánicos registraban los saberes y la memoria de los pueblos, y sus temas abarcan los ámbitos, históricos, económicos, jurídicos, geográficos, simbólicos, rituales y calendarios.
El documento conocido como Códice Azcatitlan o Histoire mexicaine es uno delo códices coloniales más bellos que entremezclan dos tradiciones de escritura, de convenciones narrativas y de estilo gráfico: el nativo mesoamericano y el europeo. Se elaboró en el Valle de México pocos años después de la conquista, y en él se relata el acontecer del pueblo mexica desde sus salida de Aztlán, hasta la caída del pueblo mexica desde su salida de Aztlán, hasta la caída de México-Tenochtitlan, y registra algunos eventos de los primeros años de la Colonia.
Como muchos otros libros, desde su creación, en el siglo XVI, los derroteros del Códice Azcatitlan lo han llevado a pasar por varias manos e instituciones hasta llegar en 1891 a su destino actual: el fondo mexicano de la Biblioteca Nacional de Francia.
La exposición Códice Azcatitlan. Caminatas ilustradas de México-Tenochtitlan nos adentra en un recorrido visual por la historia fundacional del pueblo mexica, en una narración escrita a dos manos, la de un experto escriba y la de una aprendiz. Pero también narrada a distintas voces, en la que se establece un complejo diálogo entre lo mesoamericano y lo occidental. La exposición permite mostrar al público este valioso documento, gracias a impresiones a color de gran formato. Además, dada su riqueza, el documento puede ser una fuente de inspiración para los artistas plásticos actuales.
La muestra es una colaboración entre la Biblioteca Nacional de Francia, la Embajada de Francia en México, el Gobierno del Estado de Querétaro, el Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos y el Museo de los Conspiradores en Querétaro.
Una serie de once láminas (II-XII) componen la primera parte del códice, narran la vida previa de los mexicas en Aztlán, su lugar de origen y por el cual también son conocidos como aztecas, antes de abandonarlo para emprender la búsqueda de la tierra prometida por su dios Huitzilopchtli. La razón de la migración no se conoce, pero es posible que, como muchos otros pueblos, los mexicas hayan migrado en búsqueda de mejores condiciones de vida, huyendo de conflictos bélicos o por escisión del grupo. En estas láminas se registran cada uno de los lugares por donde pasaron los mexicas y el tiempo que permanecieron en ellos, así como los acontecimientos mas relevantes de su peregrinación hasta su llegada al Valle de México y la fundación de la ciudad.
Parte II. La fundación de Tenochtitlan y la dinastía de los señores mexica.
Una serie de nueve láminas forma la segunda parte del códice en la cual se narra la secuencia de los nueve tlatoque que gobernaron en Tenochtitlan desde su fundación en 1325 hasta la llegada Cortés en 1519: Acamapichtli, Huitzilihuitl, Chimalpopoca, Itzcoatl, Moctezuma Ihuicamina, Axayácatl, Tízoc, Ahitzotl y Moctezuma Xocoyotzin. Para cada reinado, se mencionan algunos de los eventos más relevantes como fueron la conquista de pueblos, las ceremonias de celebración del fuego nuevo o la realización de obras de construcción. En cada lámina, la entronización del tlatoani es señalada del lado izquierdo por la imagen del gobernante en trono. A menudo, el final del reinado se marca por la muerte del tlatoani quién está representado bajo la forma de un bulto mortuorio sentado en un trono.
Vínculos y reinterpretaciones: Una nueva visión.
El códice Azcatitlan, contiene un compendio de historias, símbolos y travesías para la cosmovisión y el imaginario colectivo del mexicano. Sus formas, clores, texturas e historias, se entrelazan en la construcción de un relato, que no sólo es histórico, sino que expresa la transversalidad de lo que fuimos, somos y seremos: un pueblo lleno de travesías, batallas; pero, sobre todo, rico de cultura y de diversidad.
Las láminas anteriores, no sólo complacen al intelecto, sino también, a las fibras más sensibles del visitante; como espectadores nos cautivan y nos sentimos identificados con la escenas de guerra; con aquella valentía y bravura que emerge de los corazones mexicanos cuando hay que defender lo nuestro. Nos cautiva la gastronomía, el maíz como elemento primigenio no sólo de la alimentación mexicana, sino también, como lo mencionan los antiguos relatos, como el origen de la vida.
El códice de forma narrativa nos revela la conformación de la gran Tenochtitlan partir de la gran Tenochtitlan a partir de la caminata y se entrelaza con una narrativa creativa y pictórica de los tlacuilos que intervienen el códice y nos muestra elementos claves hasta el día de hoy: el Tzomplantli, el maíz, las tortillas y la vida lacustre y, sobre todo, la portentosa deidad de los mexicas Huitzilopochtli.
Esta exposición articula no sólo una narrativa visual expresada en el Códice Azcatitlan, sino que también aglutina el diálogo, la vinculación y la difusión cultural entre las instituciones franco-mexicanas, catalizando a través de una narrativa conjunta, la cooperación científica y la cultura entre ambas naciones.