En México, cada 22 de agosto se celebra a uno de los más reconocidos y más antiguos facilitadores de
servicios en nuestro país: el bombero. Este día profundamente especial fue establecido en 1956, con el firme objetivo de conmemorar la fecha en que se creó el primer cuerpo oficial de bomberos mexicano. El hecho antes citado ocurrió en Veracruz, el 22 de agosto de 1873.
Cabe señalar que, el término “bombero” emana de la utilización de bombas para extraer agua de pozos, ríos, depósitos o almacenes, etc., para combatir el fuego en incendios. Los H. Cuerpos de Bomberos en México son admirados por su arrojo y valentía en diversas actividades de prevención, control y extinción de incendios, además de atención prehospitalaria, así como asistencia y rescate en percances de tráfico, inundaciones y
manejo de sustancias riesgosas.
Desde la Conquista española hay registros de esta actividad. Se estima que alrededor de 1527 empezaron a organizarse las primeras agrupaciones enfocadas al combate de incendios en la Nueva España. Hacia 1571, en la
CDMX se estructuró una nueva brigada de combate a incendios.
Durante el gobierno encabezado por el presidente Benito Juárez García, se promulgó el primer “Decreto de la Compañía de Bomberos”, y diversos preceptos para la integración de una Compañía de Bomberos profesional. Hacia 1891, había tres estaciones de bomberos dispuestas para servir en la capital mexicana; y, en 1922 se expidió el
Reglamento del Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal, para 1951 le fue otorgado por decreto presidencial
el carácter de «Heroico».
En este contexto de reconocimiento, resulta indispensable hacer conciencia del inconmensurable valor del quehacer de los bomberos en nuestra comunidad.
