DIRECTORAS MEXICANAS EN LA BERLINALE 2022

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Elaborado por IMCINE.

Tres mujeres se resisten a la violencia que asedia su región; un terrateniente y cazador temerario defiende sus tierras; un niño en su pueblo va perdiendo la fe en Dios; dos hermanas deben decidir entre dejar o conservar la viaje casona donde vivieron con su madre… Estas son las cuatro historias de las directoras que se presentan en el Festival Internacional de Cine de Berlín 2022:

 

Manto de gemas, ópera prima de Natalia López Gallardo; El Norte sobre el vacío de Alejandra Márquez Abella, El reino de Dios de Claudia Sainte-Luce y el cortometraje Alma y Paz de Cris Gris.

 

Las cuatro historias tienen al menos dos coincidencias: han sido imaginadas, escritas, filmadas por mujeres. Pero además, estas historias tienen un vínculo estrecho con el territorio. Más que escenarios, los territorios motivan peripecias, reflexiones y audacias. “¿De quién es la tierra? ¿De quien la compra, o quien la hereda, o quien la roba o de quien la trabaja? ¿O la tierra es de todos y de todas y de los animales que viven ahí y de las plantas?”, pregunta Alejandra Márquez Abella al hablar de su película, pero desde ahí también se intuyen las preguntas, los impulsos, las energías creativas de las cineastas mexicanas que van a Berlín.

 

 

Platicamos con las cuatro directoras, y la productora de una de ellas, antes de que hicieran el viaje a Berlín. 

 

 

Dos hermanas y una casa: Alma y Paz de Cris Gris

Cris Gris ha hecho cine experimental, videoclips y cortometrajes. Alma y Paz surgió a partir de su participación en el Film Independent Project Involve, organización en Los Ángeles que hizo de este proyecto un ejercicio de interacción con creadores estadounidenses. Por ejemplo, el guión es de Jeanette Lim, la fotografía de Andrew Yuyi Truong, en la producción están Sabrina Stoll, Brandon Tarver y Olutoye Adegboro.

Vida y Paz se presentó en el Festival Internacional de Cine de Morelia y ahora tiene su estreno europeo en la sección Sección Generation Kplus de la Berlinale. “Queríamos contar desde la perspectiva de un niño, este sentimiento de dejar ir y seguir avanzando. Es la historia de tres mujeres, con la perspectiva de la abuela, la nieta chiquita y la mayor, dejar esta tierra para las tres es especial, pero de diferente forma”.

En la producción también se encuentra la hermana de Cris, Carolina Taméz, quien ha participado en producciones televisivas de Estados Unidos, en el equipo creativo de Ya no estoy aquí, de Fernando Frías, y que siempre acompaña a los proyectos de su hermana. “Desde niñas jugábamos con la cámara, yo bailando o haciendo cosas o luego yo agarraba la cámara y la grababa a ella. Imagino que esta colaboración va para largo. No hay nada más especial que trabajar con alguien que te conoce, se hace un vínculo lindo y tenemos suerte de poder hacer esto juntas, especialmente en una industria muy complicada, con muchos up´s and down´s”.

 

 

Neimar pierde la fe: El reino de Dios, de Claudia Sainte-Luce

Claudia Sainte-Luce es una directora que arriesga, con cada nueva entrega parece negar la anterior, pero no deja de establecer el hilo de una sensibilidad compasiva. Aún con la energía de su última película, la desoladora búsqueda de un hijo secuestrado en El camino de Sol, elige para su siguiente historia su pueblo natal, Tlalixcoyan, Veracruz. “Es la historia es de un niño pequeño, de 7 años, vive con su abuela y su mamá, está preparándose para hacer su primera comunión. Pero a lo largo de este camino vamos viendo cómo va perdiendo la fe por diversas cosas que pasan.”

Claudia revela que en El reino de Dios reflejó su propia falta de fe en el oficio cinematográfico. “Me estaba cuestionando si debía seguir en esto, porque no estaba siendo fácil. Este sentimiento de falta de fe lo trasladé en la historia de Neymar, eso me alimentó para la ficción. En la pandemia escribí una escaleta y cada mes visitaba a mi abuela y buscaba a la gente que me parecía mejor para participar. La hicimos en mayo de 2021, fuimos nada más cinco personas del DF. Su producción fue parecida a Sol pero más guerrero, la hice en 15 días.”

En enero llegó la noticia de la sección Generation Kplus en la Berlinale. Y vienen los apuros de terminar la película y el pudor de mostrarla. “Sé que hay gente que le va a gustar y gente que seguro la va a odiar, ese es mi trabajo; pero no deja de darme pudor, me da mucha ansiedad mostrarlo, de hecho siempre lo estamos viendo solo mi editor y yo y hasta el último, porque se lo tengo que enseñar al fotógrafo y al que corrige color, a quien diseña sonido, pero si no, no le enseñaba a nadie.”

 

 

Tres mujeres resisten a la violencia: Manto de gemas, de Natalia López Gallardo

Isabel se está divorciando y se muda con sus hijos al campo. Ahí se entera que su ayudante María tiene a su hermana desaparecida, y le ayuda a buscarla. En el camino aparece Roberta, comandante de policía, ella quiere sacar a su hijo del crimen organizado. Desde estas tres mujeres, Natalia López Gallardo crea un espacio de reflexión y revulsión en torno a la violencia, la solidaridad, la reconstrucción de la identidad.

“No es una película sobre el narcotráfico ni sobre la violencia”, describe Natalia. “Lo que hice fue posicionarme en un lugar que es el único en el que puedo hacerlo, la afectación psicológica que hay en todos, a raíz de la violencia. Mi intención fue describir o reflejar de alguna manera la herida espiritual que tenemos los mexicanos. Y ese es un punto de partida del que nacieron un par de ideas que fueron dando forma al guión.”

Natalia López Gallardo ha sido editora de películas como Luz silenciosa Post tenebras lux de Carlos Reygadas, o Heli de Amat Escalante. Presenta su ópera prima en la Sección de competencia del festival alemán. Para Manto de gemas experimenta con actores profesionales, como Nailea Norvind y Juan Daniel Treviño, junto con otro nutrido elenco de actores naturales. “Fue interesante la mezcla, la actuación natural y los actores con más herramientas fueron vitales a la hora de construir. Es una película que está asentada en estas tres mujeres, pero el título finalmente lo describe bien, porque mi intención fue construir más un universo que el camino de los personajes.”

 

 

Un hombre defiende su territorio. El Norte sobre el vacío, de Alejandra Márquez Abello

Inspirada en la historia real de don Alejandro Garza Támez, terrateniente y cazador de Tamaulipas que en 2010 defendió a sus tierras del asedio del crimen organizado, Alejandra Márquez Abella va más allá de la fábula heroica. Busca cuestionar los roles de la masculinidad y la noción que tenemos del territorio.

“Es una historia que ha sido medular en el género del western”, explica, “que ha sido contada muchísimas veces a lo largo de la historia. Una historia sobre un personaje que se ve obligado a defender lo que entiende como su propiedad, y a repeler a un grupo que lo amenaza. Aquí se toma esa estructura para cuestionar de dónde vienen o cómo se construyen desde la masculinidad estos valores que tienen que ver con la valentía o el heroísmo. Y por otro lado la relación que tenemos como sociedad patriarcal, colonial, racista y misógina que tenemos con la propiedad sobre la tierra.”

Alejandra filmó en el rancho La Purísima, en VIllagrán, localidad a 40 minutos de Linares, Nuevo León. Una experiencia que describe de herzogiana. “No solo era la distancia, el acceso a las cosas y el desplazamiento, sino las temperaturas de 40°C para arriba, continuos golpes de calor, aprender a hidratarte —crees que sabes tomar agua pero no sabes tomar agua hasta que estás ahí—. En el norte todo es violencia: el clima, la vegetación, la fauna, pero eso son los rodajes que unen al equipo. Fue muy retador pero también muy divertido, físicamente difícil pero también entrañable y familiar.”

El Norte sobre el vacío tendrá su estreno en la sección Panorama del Festival Internacional de Cine de Berlín.

 

El cine que hacen las mujeres

A Berlín van cuatro películas mexicanas concebidas, filmadas, presentadas por mujeres. Casualidad o tendencia, esta acometida presenta diferentes reflexiones; hay quienes lo toman como un ejercicio de justicia, quienes preferirían trascender su carácter excepcional y concentrarse en la calidad de la apuesta fílmica.

“La palabra que me viene a la mente es justicia”, dice Márquez Abella. “Justicia porque las mujeres somos la mitad de la población y hemos estado fuera de estos espacios durante mucho tiempo. Ojalá que sea un compromiso que hacemos con las otras que vienen. Y que pronto el péndulo vuelva al centro, y que lo que ahora llamo justicia sea algo irrelevante.”

“Yo no siento que haya un cine femenino, la sensibilidad es humana», reflexiona Natalia López. «Yo soy mujer y me identifico con otras mujeres, así como me identifico con muchos hombres. Más bien es importante cuestionar el sistema en el que vivimos, creo que tenemos que hacerlo desde la unión, más allá de los géneros. Es importante crear un sistema mejor y cuestionarlo hasta el fondo, desde donde cada uno esté.”

“Yo no veo que cuando se junten el señor Franco, el señor Reygadas y el señor Escalante y les pregunten: ‘¿Oigan, que sienten de tanta testosterona junta?’”, ironiza Sainte-Luce. “Se me hace muy lindo que vayan películas mexicanas pero no me pongo a ver si van mujeres, se me hace valioso porque su cine es lindo, Natalia va con su ópera prima y siempre da curiosidad conocer el universo de esa persona. Pero cuando los periodistas les pregunten a Cuarón, Del Toro o Iñarritu, qué sienten estar juntos y que huelan a macho cabrío, ese día respondo la pregunta. Ahorita no me genera nada.”

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