Vicente Rojo, artista que soñó y vivió con la luminosidad mexicana

Gobierno

 

·         La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, informa que se llevará a cabo una exposición retrospectiva, que será parte de un homenaje nacional

 

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) lamentan el deceso de Vicente Rojo, artista mexicano de origen catalán, a quien en 2011 le fue otorgada la Medalla Bellas Artes por su vasta práctica dentro de las artes visuales.

La secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, tras solidarizarse con familiares y amigos de Vicente Rojo, lamentó el fallecimiento del extraordinario artista, a quien consideró “grande entre los grandes. Contribuyó a la renovación estética de México en los 50 y 60, representante del abstracto mexicano en el mundo”. Informó que en el Museo de Arte Moderno se llevará a cabo una gran exposición retrospectiva, la cual se estaba trabajando con el artista, y que será parte del homenaje nacional que se le rendirá.

“Todos los homenajes serán pocos para Rojo. Creador emérito, Premio Nacional, miembro del Colegio Nacional, influyó en el pensamiento y obra de generaciones en el diseño, pintura, escultura y literatura”, agregó Alejandra Frausto.

Por su parte, la directora general del INBAL, Lucina Jiménez, expresó «Vicente Rojo, con quien mantuve una amistad entrañable, deja testimonio artístico de gran valor en la pintura, la gráfica, el diseño editorial que marcan toda una generación del siglo XX y XXI mexicanos. Vicente Rojo fue también forjador de un mundo editorial que revolucionó desde el diseño y su mirada del mundo literario y artístico en toda la amplitud posible”.

Vicente Rojo Almazán nació el 15 de marzo de 1932 en Barcelona, España, donde realizó sus primeros estudios de escultura y cerámica. En 1949 llegó a México a los 17 años, para reunirse con su padre, después de una década. Conocía a México a través del cine y la música. Pese a su difícil situación económica, percibió que había “arribado a un lugar que lo abrazaría” y se enamoró de la luminosidad mexicana.

Tras llegar a nuestro país se inscribió en la Escuela de Artes Plásticas (actual Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda del INBAL), la cual abandonó para trabajar como asistente del pintor Miguel Prieto en la oficina de Ediciones del INBAL.

El escritor Fernando Benítez lo describió como pálido y silencioso, lo integró al suplemento México en la Cultura, otra influencia importante fue la del pintor Arturo Souto, quien le mostró el color y le recomendó conocer la disciplina pictórica.

Sin dejar de lado la pintura, trabajó en la icónica Imprenta Madero y en la Revista de la Universidad de México, entre otras publicaciones reconocidas por su calidad editorial y de vanguardia crítica.

Además, contribuyó al fortalecimiento de la industria editorial mexicana, en la cual hizo escuela y fue fundador de suplementos culturales y casas editoras. Como editor de Era, Vicente Rojo fue uno de los primeros lectores de Aura, La noche, Narda o el verano, La obediencia nocturna, Hasta no verte Jesús mío, Días de guardar El apando, entre otros títulos de reconocidos autores.

Cuando la Universidad Iberoamericana le otorgó el doctorado honoris causa, expresó: “El diseño es un canto capaz de atraer a su destinatario, a su lector, si es un libro, una revista o un catálogo, o a un espectador, si se trata de un cartel para una exposición o una película; es decir, una tarea de ninguna manera menor que me ha permitido tener los pies en la tierra y, desde mi timidez de antaño, comunicarme con los demás”.

Rojo fue uno de los artistas más importantes del abstraccionismo en México, adscrito a la Generación de la Ruptura, aunque él consideraba que el movimiento era “más bien de continuidad”. Su pintura se divide, principalmente, en cinco temas principales: Señales, Negaciones, Recuerdos, México bajo la lluvia Escenarios.

A partir de 1980 comenzó a alternar la pintura con la escultura para enriquecer su trabajo, en cuyo centro alentó la necesidad de reflejar, “como en un juego de espejos, dos soledades: la del creador y la del posible espectador”.

Entre las últimas creaciones que realizó destacan proyectos de obra pública y privada, entre ellos el vitral iluminado del edificio del Monte de Piedad, el cual le significó un desafío, porque no había trabajado con anterioridad la técnica vitralística. También, el monumental jardín urbano ubicado en el Antiguo Hostal de Santo Tomás de Villanueva, posteriormente Hotel de Cortés, que fue remodelado para fundar el Museo Kaluz de Arte Mexicano, y el Memorial de Octavio Paz, que consiste en dos esculturas ubicadas en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.

Algunos de los reconocimientos que obtuvo son el Premio Nacional de Ciencias y Artes (México,1991), el Premio México de Diseño (1991) y la Medalla al Mérito en las Bellas Artes (España, 1993). En 1992, la Asociación Internacional Icograda lo distinguió con el Premio de Excelencia en Diseño Gráfico. Al año siguiente fue designado Creador Emérito por el Sistema Nacional de Creadores de Arte, y en 1994, miembro de El Colegio Nacional. En 1998, la UNAM le confirió el doctorado honoris causa.

El gobierno español le otorgó en 2006 la Condecoración de la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica. En 2012 le fue entregado el reconocimiento Compromiso con la Cultura, en el marco de la Feria Nacional del Libro de León, Guanajuato; la Presa FIC del Festival Internacional Cervantino, y la Medalla José Guadalupe Posada en la Bienal Internacional del Cartel en México. El Gobierno de la Ciudad de México le otorgó la Medalla al Mérito Cultural Carlos Monsiváis por su trayectoria.

En 2019, Vicente Rojo fue uno de los artistas cuya obra formó parte de la exposición De lo Perdido, lo que aparezca. 33 visiones de la pintura en México, integrada por obras plásticas que constituían el acervo artístico de la entonces Residencia Oficial de Los Pinos, realizadas en 1993 por encomienda presidencial. Esta colección incluye cuadros de artistas como Francisco Toledo, Juan Soriano, Manuel Felguérez y Beatriz Ezbán, entre otros.

El pasado 15 de marzo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público le rindió homenaje por la celebración de su 89 aniversario, quien además es reconocido como un destacado contribuyente del Programa Pago en Especie desde 1976.

 

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