Desde tiempos inmemorables, hemos buscado en sueños y visiones la explicación de lo que nos abruma. Si la muerte nos intriga, la interminable ola de muertes causadas por la peste es un misterio insondable que nos mueve a la ira, el miedo y la desolación.
Es en momentos como éste, cuando la humanidad se siente extraviada, que volvemos a buscar esas miradas privilegiadas que nos orienten en la oscuridad; pues, presas del miedo y la ansiedad, hemos perdido la posibilidad de acceder a nuestras propias visiones. Por eso la pandemia convoca a la pitonisa, a la mística, a la artista que pueden cruzar el umbral, dejara atrás el mundo de lo visible, y acceder a un tiempo dentro de un tiempo. Esperamos nosotros, mientras tanto que vuelva de ese otro mundo, impredecible y caótico, con una pista o un hilo de oro que nos diga pro dónde salir del laberinto.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el fotógrafo Josef Sudec construyó un poderos testimonio de ese tiempo desgarrador. No vemos en sus imágenes cadáveres sangrientos ni ciudades en ruinas: durante esos años se dedicó a fotografiar su jardín desde la pequeña ventana de su estudio. La serie resultante, es un mensaje conmovedor sobre la soledad, la paciencia y la esperanza.
Y no es raro que, en tiempos del desasosiego, nuestras miradas vuelvan a los jardines. Para Byung-Chul Han, «el jardín se ha convertido en un lugar del amor», pues el cuidado paciente de las flores le ha mostrado que «el tiempo del jardín es un tiempo de lo distinto.
En el trabajo que nos convoca, las imágenes de Margara De Haene, asistimos a un a forma muy distinta de acercarse al jardín. El jardín es aquí, no sólo un tiempo distinto, sino un espacio indefinido más cercano al mundo de los sueños, al territorial de las visones. No se muestra aquí la mano paciente del que cuida el huerto, sino la mirada que, con un cuidado igual de amoroso atestigua el ciclo de vida-muerte-vida de la más diminuta rama, las perlas del rocío, los brotes de la primavera. Como con todo oráculo, el mensaje no se entrega de manera directa, necesita de nosotros para completarse, para comprenderse. El mensaje se completa con nuestras lágrimas. Porque siempre, después de cruzar el umbral y contemplar el otro tiempo, el otro espacio, las chamanas vuelven con otros; y, del otro lado del jardín nos traen un don, un regalo, una ofrenda.
hizo notar Diego Ugalde De Haene, en su texto «Un tiempo dentro de un tiempo» acerca de la obra «Umbral» de la Mtra. Margara de Haene, quien explicó que su creación se divide en dos piezas; una animación digital que resume la angustia que produjo el primer año de la pandemia y que resonó en el universo y el resultado fotográfico de retratar durante un año en Amealco el ciclo de la vida y las estaciones.
La muestra se encuentra en el Museo de Arte de Querétaro (MACQ), situado en calle Manuel Acuña, esquina Reforma, sin número, Barrio de la Cruz, Centro Histórico de Querétaro, puede ser presenciada de martes a domingo de 12:00 a 20:00 hrs.
