La Mtra. Melba Escobar, inauguró con un conversatorio las actividades del Hay Festival Jericó, a manera de introducción, se recordó algunas de sus obras literarias que han generado mayor impacto, en este contexto, fueron mencionadas «Duerme Vela» (2010), «Johnny y el mar» (2014), ésta última ha sido traducida al alemán e inglés; aunado a lo anterior, por el aporte que brinda al lector, además de la empatía que genera en el sector al cual va dirigido, fue un libro merecedor al reconocimiento de expertos en Alemania. Entretanto, su obra publicada en España; «La casa de la belleza» (2015), hasta la fecha ha sido traducida a 18 idiomas, y medios de renombre como The Guardian y La República, han tenido a bien recomendar este libro; ahora, la escritora caleña, hizo presencia de muy buena manera, permítase ser reiterativos, en la inauguración del Hay Festival Jericó, comentando puntos de vista por demás relevantes, acerca de su más reciente obra «Cuando éramos felices y no lo sabíamos».
Quien encauzó la conversación entre Escobar de Nogales y los asistentes a la videoconferencia, fue el comunicador y también escritor; Guido Leonardo Tamayo, quien conforme a su parecer, hizo saber que uno de los mayores riesgos que la escritora caleña corre en «Cuando éramos felices y no lo sabíamos», radica en la crónica de sus viajes y un testimonio autobiográfico emocional; en este sentido, el periodista bogotano remarcó una frase sumamente relevante en el texto de Escobar: «aquello que ocurre afuera, ocurre también adentro», al considerar lo que va sucediendo, como algo que no sólo repercute como curiosidad periodística, si no como profesional que observa tópicos u opiniones complicadas de precisar por la abundancia; y como expresa lo afectado, además de la forma directa de apreciar el mundo. Bajo esta tesitura; Tamayo, remarcó la complejidad de pensar con neutralidad por parte de quien observa, acerca de lo observable, por tal razón, a Guido Tamayo le parece que Escobar selecciona espacios y personas que le resultan útiles para hacer la gran pregunta ¿Qué sucede en Venezuela?, y piensa que hay varias respuestas, también una opinión que parte del título mismo, y tiene un dejo de nostalgia, pero a la vez, se va nutriendo con todos los testimonios y experiencias que emanan de cada relato. En el texto, se visualiza Chávez, Maduro, el hambre, la crisis profunda, etc., y al lado de todo ello, la vida personal de quien escribe, con la ausencia de familiar enfrentando los efectos vistos en Venezuela.
La Mtra. Escobar comentó de qué forma afecta uno al entorno; toda vez que, se es producto de éste, comentó que ayer hablaba con más escritores, destacando la Mtra. Pilar Quintana, ganadora del Premio Alfaguara a la Novela 2021, sobre quien comentó que sus obra «Los Abismos» muestra reflejos del entorno social de Cali, con aspectos que en cierto modo resultan sofocantes para los personajes que crea, también refirió que se siente algo similar en «La Perra», pues modela a los delfines y otros personajes e forma similar. Bajo esta tesitura, hizo alusión al escritor Ocean Vuong, quien da principio a su obra «En la tierra somos fugazmente grandiosos», con la cita «La nacionalidad es una condena de vida», porque uno no puede escapar del país donde nació, ni evadir esa realidad.
Escobar de Nogales, hizo notar que cuando estudió literatura, concluyó dicha etapa de la vida con la presentación de su tesis en periodismo literario, puesto que desde muy temprano sintió que su camino estaba entre la ficción y no ficción, coqueteaba con ambos conceptos, hasta encontrar esa frontera tan delgada. Como Michael Helms que al escribir sobre la guerra de Vietnam, confronta lo literario con el periodismo, en este punto, del mismo modo, aludió y destacó al ensayista y periodista estadounidense; Norman Kingsley Mailer, quien se empecinó en cuestionar la participación de Estados Unidos en la guerra de Vietnam.
La Mtra. Melba concordó en que la objetividad es una falacia por siempre hablar desde el «yo», por la pirámide invertida y dar respuestas a preguntas de quién, cómo, etc., asimismo, opinó que desprenderse de la opinión personal para narrar es muy complicado. En cuanto a su libro, comentó que versa sobre una serie de viajes llevados a cabo por necesidad, aborda un tema humano, existencial, y no exento del sufrimiento, puesto que dicho sentimiento era originado por el cáncer terminal de su madre. Por tal motivo, acentuó que uno está particularmente sensible, y dado a conectarse con sufrimiento ajeno, resulta fácil tender un puente a otro dolor, circunstancias como esa la han llevado a afirmar que genera sufrimiento ver el padecer de otras personas, y se logra vislumbrar situaciones ajenas complicadas desde una ángulo más personal y emocional. En este tenor; Melba Escobar, hizo resaltar el nivel de confesiones que compartió, la forma en que otros rieron con ella, le hablaron acerca de sus más grandes miedos y necesidades, por tal razón, la escritora caleña buscó retribuir de la mejor manera, al no poder guardarlo como si fuera invisible; emanado de lo anterior, cuando otra persona contaba algo especial a Escobar, la literata se mostraba comprensiva y actuaba de forma recíproca, de esta forma daba lugar a la justicia en esa narrativa.
La especialista en literatura mencionó que el origen de todo lo vinculado a su más reciente libro, fue una crónica hecha dos años antes de empezarlo, en Cúcuta le impresionó mucho lo que estaba viendo, desde Bogotá no se imaginaba ese mundo tan lejano y cercano al mismo tiempo, descubrir le motivó viajar, cada libro le permite hallar un lado nuevo de sí misma, y de la realidad a la vez. Considera que la escritura es un viaje de descubrimiento con sentido literal y figurado, uno interior y otro exterior, «donde ese fuera y dentro están en una comunión».
Escobar se refirió a su más reciente creación, como adelantada al presente, porque «Yo vengo del futuro», el último capítulo alude a que la pandemia ha traído consigo muchas desagracias a nivel global, muertes, enfermedad, el incremento del autoritarismo, etc., «la vida no era como hace una año y no se sabe si volverá a ser como era». El último viaje fue en febrero, todavía no se decretaba la pandemia, la creadora estaba en Venezuela, sobre los habitantes de este país, refirió que ahí ya vivieron el desmoronamiento de la certeza, a raíz del gobierno actual, esta situación adversa es considerada por la experta en letras, como un llamado a la fragilidad y a ubicarse en manos que no controlamos, ya sea Maduro o la pandemia, cualquiera les ha quitado trabajo, familia, etc., «somos frágiles, vulnerables, muertos de miedo, en este modo, el libro o Venezuela lo prevé, con esa destrucción masiva que se dio allá». Escobar afirma que es un libro muy actual, y todos lo estamos viviendo de distinta manera, con el vértigo de estar en la casas, diciendo: «Hola Jericó, desde Bogotá, como en realitys, todos transmiten desde la casa estudio y todos estamos en la casa estudio, sólo sobreviven quienes tienen garantizada la vida cotidiana, y no hay que salir a pedir dinero a los semáforos».
«La política cada vez más es un territorio de emociones y pasiones, las cuales son un fuego para bien y mal, pueden tirar presidentes, como pasó con Trump». El libro también es una exploración desde el relato privado e intimo, puede significar que tal persona lleva 20 años en el poder y cómo se vuelve un relato sobre su vida, puede relatar como el domingo alguien pasó 8 horas caminando, con unos baldes cargados para ir por agua; de igual forma, se observa como es la relación en la vida, porque el relato de los poderosos se volvió único, y en la noticias sólo se habla de Duque, Uribe, Trump, en general de personajes con tanta manipulación e invadidos por intereses personales, y el poder que corrompe; por ello, resulta imperante saber cuál es el microrelato escondido detrás de todos esto, y de grandes promesas populista, tanto emitidas por la izquierda como por la derecha, y de qué manera todo esto puede acabar con vidas y sueños de la gente; en este sentido, la escritora colombiana enfatizó que no estamos viendo la verdadera película.
No hay salida a corto plazo en Venezuela, afirmó Escobar de Nogales, quien continuó su idea, trayendo al presente que encontró grandes amistades en sus cuatro viajes a ese país. Sobre los personajes, subrayó en especial lo acontecido con uno de ellos; Samuel, un camarero que da lugar a un personaje hermoso, este hombre le atendió en el Crowne Maruma Plaza Hotel, por esta situación, recordó cuando Maracaibo era similar a Miami, la capital de la Venezuela Saudita. Al respecto, platicó que en el hotel de 400 habitaciones, fue la única huésped durante 5 días, con muy poco servicio y bufet podrido en la mañana; sin embargo, todos ponían su mejor esfuerzo por atender a la única huésped, dentro de un edificio con mármol, oro, pianos de cola, etc., donde no había servicios, sólo se veía el esfuerzo de todos, Samuel se concretó a hablar de su vida con amor y entrega, el era el capitán, pero su ropa y traje de mesero estaban hechos trizas, y él, se podía ver en los huesos, pero era una cosa digna y hermosa que todas las mañanas llegaba con la mejor actitud, aunque la escritora se mostró realmente franca al admitir que todo era tan falso, porque sabía que no lee darían nada, pero el decía que quería y haría lo mejor por complacerla. Al presenciar situaciones como esta, no hay más que simular la continuidad de la vida, Samuel no se echaba a llorar ni se quejaba, el salía adelante, pensaba que se volvió el capitán porque le caracteriza empeñarse en ser el mejor dentro de su actividad, sin importar que todo se había venido cuesta abajo y todo lucía corrompido, ese hombre se exhibió recio e hizo resaltar que por encima de todo, hay que reaccionar en base a la dignidad, con el firme objetivo de levantarse y dar sentido a lo que se hace. Seguidamente, Melba Escobar de Nogales, dio a conocer que no sólo vio ese lado de Venezuela, por otra parte, también presenció como transitaban camionetas blindados, vio gente comer langosta y beber champaña en el club, recientemente importaron a Caracas un Ferrari, ciudad donde 1 de cada 3 personas vive hambre. Por ello, señaló que en Venezuela vio un mundo post apocalíptico, cuando se pierde la sensación del respeto, la humanidad y empatía por el otro, uno está inmerso dentro de un entorno, donde predomina el canibalismo, y la persona puede caer en un escenario desesperado de sálvese quien pueda, pero ahí hay quienes actúan se apegan a le ética, y proceder así, es ser revolucionario.
En relación a ello, Escobar dijo que también olvidaron como hace 20 años el gobierno era abusivo con el petróleo, pero también había 1000 razones para apoyar a Chávez con su discurso sensato, la Venezuela Saudita podía pasar lo grotesco con abusos y excesos de multimillonarios venezolanos, no era soñado ni perfecto, pero ahora lo que hubo fue un revanchismo de quienes estaban abajo y hoy ven todo desde encima, las desigualdades llevan a dinámicas injustas pero se debe reflexionar, de cierta manera quienes defienden a Maduro es por el nivel de resentimiento con la clase dirigente de hace 20 años, piensan que primero morir antes de permitir que esas personas retornen al poder, pero con discurso de igualdad han acabado con todo, el principal caníbal es el gobierno agravando con armas en la calle, no hay la más mínima decencia, nadie cuenta muertos ni desaparecidos, se radicalizan los discursos, hay una derecha muy violenta en Venezuela que está con Trump y a favor de la invasión de Estados Unidos, esperan que Colombia apoye eso, pero Melba pone muy claras las ideas sobre la mesa a este respecto; y, tajantemente afirmó que, por lo menos ella, no respalda esto. Para finalizar su participación, la escritora colombiana aseguró que el revanchismo lleva a todo contra la promesa inicial, lo cual, es de lamentarse.