POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
El Papa Francisco escribió este 25 de marzo, fiesta de la Anunciación del Señor, la carta apostólica “Candor Lucis aeternae” (“Resplandor de la Luz eterna”) con ocasión de los 700 años de la muerte del poeta italiano Dante Alighieri, autor de la Divina Comedia, del que animó a descubrir “el tesoro cultural, religioso y moral contenido en sus obras”.
El Santo Padre destacó “en este particular momento histórico, marcado por tantas sombras, por situaciones que degradan a la humanidad, por una falta de confianza y de perspectivas para el futuro, la figura de Dante, profeta de esperanza y testigo del deseo humano de felicidad, todavía puede ofrecernos palabras y ejemplos que dan impulso a nuestro camino”.
El autor de la Divina Comedia “nos puede ayudar a avanzar con serenidad y valentía en la peregrinación de la vida y de la fe que todos estamos llamados a realizar, hasta que nuestro corazón encuentre la verdadera paz y la verdadera alegría, hasta que lleguemos al fin último de toda la humanidad, el amor que mueve el sol y las demás estrellas”, señaló el Papa.
Al refererirse al título de la carta apostólica “Resplandor de la Luz eterna”, el Pontífice recordó el pasaje bíblico de la Anunciación relatado en el Evangelio de San Lucas que relata el momento en que “el Verbo de Dios se encarnó de la Virgen María cuando ella respondió ‘aquí estoy’ al anuncio del ángel” y añadió que “el día en que la liturgia celebra este inefable misterio es también particularmente significativo en las vicisitudes históricas y literarias del sumo poeta Dante Alighieri, profeta de esperanza y testigo de la sed de infinito ínsita en el corazón del hombre”.
“Esta fecha, por lo tanto, a la luz del Verbo encarnado, invita a contemplar el proyecto de amor que es el núcleo mismo y la fuente inspiradora de la obra más célebre del poeta, la Divina Comedia, en cuyo último cántico san Bernardo recuerda el acontecimiento de la Encarnación con estos célebres versos: ‘En tu vientre se encendió el amor, / por cuyo calor, en la eterna paz / esta flor germinó’”, afirmó.
Con esta carta apostólica, el Papa Francisco explicó “deseo unir mi voz a las de mis Predecesores que han honrado y celebrado al poeta, particularmente en los aniversarios de su nacimiento o de su muerte, para proponerlo nuevamente a la atención de la Iglesia, a la universalidad de los fieles, a los estudiosos de literatura, a los teólogos y a los artistas”.
En primer lugar, recordó la carta encíclica “In praeclara summorum” del 30 abril 1921 escrita por el Papa Benedicto XV que recogió también ideas de los Pontífices León XIII y Pío X.
En un momento histórico marcado por sentimientos de hostilidad a la Iglesia, en la encíclica citada el Pontífice reiteraba “la pertenencia del poeta a la Iglesia, la íntima unión de Dante con esta Cátedra de Pedro; es más, afirmaba que su obra, aun siendo expresión de la prodigiosa amplitud y agudeza de su ingenio, obtenía un poderoso impulso de inspiración precisamente de la fe cristiana”.
En esta línea, Benedicto XVI dijo que “la obra de Dante es un ejemplo elocuente y válido para demostrar cuánto sea falso que la conformidad de la mente y del corazón a Dios corte las alas al ingenio, mientras que en realidad lo motiva y lo eleva”.
Luego, San Pablo VI se refirió a Dante en diversas ocasiones y al finalizar los trabajos del Concilio Ecuménico Vaticano II, regaló a los Padres conciliares una edición artística de la Divina Comedia, así como también escribió la carta apostólica “Altissimi cantus” en la que reiteró “el fuerte vínculo entre la Iglesia y Dante Alighieri” y describió algunas de las características que hacen del “poema dantesco una fuente de riquezas espirituales al alcance de todos”.
“El poema de Dante es universal, en su gran amplitud abraza cielo y tierra, eternidad y tiempo, los misterios de Dios y las vicisitudes humanas, la doctrina sagrada y la extraída de la luz de la razón, los datos de la experiencia personal y los recuerdos de la historia”, escribió San Pablo VI quien añadió que “el objetivo de la Divina Comedia es fundamentalmente práctico y transformante. No sólo se propone ser poéticamente bella y moralmente buena, sino capaz de cambiar radicalmente al hombre y llevarlo del desorden a la sabiduría, del pecado a la santidad, de la miseria a la felicidad, de la contemplación aterradora del infierno a la contemplación beatífica del paraíso”.
Por su parte, San Juan Pablo II se refirió a Dante muchas veces en sus discursos. El 30 de mayo de 1985 en la inauguración de la muestra “Dante en el Vaticano” dijo que la obra de Dante es interpretada como “una realidad visualizada que habla de la vida de ultratumba y del misterio de Dios con la fuerza propia del pensamiento teológico transfigurado por el esplendor del arte y de la poesía ensamblados”.
El Papa Benedicto XVI propuso con frecuencia el itinerario dantesco, sacando de sus obras puntos de reflexión y meditación. Por ejemplo, en primera carta encíclica, “Deus caritas est” inició “de la visión dantesca de Dios, en la que luz y amor son una sola cosa” y destacó “la originalidad de la visión dantesca en la que se comunica poéticamente la novedad de la experiencia cristiana, que se deriva del misterio de la Encarnación: La novedad de un amor que ha impulsado a Dios a asumir un rostro humano, más aún, a asumir carne y sangre, el ser humano entero”.
Asimismo, el Papa Francisco recordó su carta encíclica “Lumen fidei” en la que citó un verso del Paraíso de Dante para expresar la luz de la fe, que se describe como “chispa, / que se convierte en una llama cada vez más ardiente / y centellea en mí, cual estrella en el cielo”.
También, el Papa Francisco con motivo de los 750 años del nacimiento del poeta honró la memoria de Dante con un mensaje en el que deseó que “la figura de Alighieri y su obra sean nuevamente comprendidas y valoradas” y propuso leer la Divina Comedia “como un gran itinerario, es más, como una auténtica peregrinación, tanto personal e interior como comunitaria, eclesial, social e histórica”.
Finalmente, el 10 de octubre de 2020, anunciando este documento, señaló “cómo la obra de Dante pueda también hoy enriquecer la mente y el corazón de muchos, sobre todo de los jóvenes, que acercándose a su poesía de una manera que les sea accesible, inevitablemente constatan, por un lado, toda la distancia del autor y su mundo; y no obstante, por otro, sienten una resonancia sorprendente”.
Luego, tras destacar la vida de Dante Alighieri como “paradigma de la condición humana”, el Papa Francisco indicó que la obra de Dante “remite a las raíces cristianas de Europa y de Occidente, representa el patrimonio de ideales y valores que también hoy la Iglesia y la sociedad civil proponen como base de la convivencia humana, en la que todos podemos y debemos reconocernos como hermanos”.
El Santo Padre calificó a Dante como “poeta de la misericordia de Dios y de la libertad humana” y advirtió que “no se trata de un camino ilusorio o utópico sino real y posible, del que todos pueden formar parte, porque la misericordia de Dios ofrece siempre la posibilidad de cambiar, de convertirse, de encontrarse y encontrar el camino hacia la felicidad”.
Por ello, en el itinerario de la Divina Comedia, como también señaló Benedicto XVI, el Papa Francisco subrayó que “el camino de la libertad y del deseo no lleva consigo, como tal vez se podría imaginar, una reducción de lo humano en su realidad concreta, no saca fuera de sí a la persona, no anula ni omite lo que ha constituido su existencia histórica”.
Asimismo, reflexionando sobre el misterio de la Encarnación, el Santo Padre señaló que en la obra de Dante se encuentra “un hermoso tratado de mariología. Con acentos líricos altísimos, particularmente en la oración pronunciada por san Bernardo, sintetiza toda la reflexión teológica sobre María y su participación en el misterio de Dios: Virgen madre, hija de tu Hijo, / la más humilde y alta de las criaturas, / término fijo de la eterna voluntad, / tú eres quien la humana naturaleza / ennobleciste, de modo que su hacedor / no desdeñó convertirse en su hechura”.
Además, el Papa recordó que el autor de la Divina Comedia añadió a numerosos santos “para proponerlos como figuras que, en lo concreto de su existencia y también a través de muchas pruebas, alcanzaron el objetivo de su vida y de su vocación” y recordó la sintonía entre San Francisco de Asís y Dante.
Por último, el Santo Padre alentó a dar a conocer la obra de Dante porque “también hoy quiere mostrarnos cuál es el itinerario hacia la felicidad, el camino recto para vivir plenamente nuestra humanidad, dejando atrás las selvas oscuras donde perdemos la orientación y la dignidad” y pidió que presentar de modo accesible y atrayente la obra dantesca “no solo a estudiantes y estudiosos, sino también a todos los que, ansiosos de responder a los interrogantes interiores, deseosos de realizar la propia existencia en plenitud, quieren vivir su itinerario de vida y de fe de manera consciente, acogiendo y viviendo con gratitud el don y el compromiso de la libertad”.
“Felicito a los docentes que son capaces de comunicar con pasión el mensaje de Dante, de presentar el tesoro cultural, religioso y moral contenido en sus obras”, concluyó el Papa quien exhortó a las comunidades cristianas a promover iniciativas dirigidas a la difusión del mensaje de Dante en su totalidad.
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