Redacción ACI Prensa
El P. Antony Njoroge tenía todo lo que la vida podía dar, un trabajo bien remunerado como oficial de policía y unos hermanos que lo aman, pero nada lograba llenar el vacío de su corazón hasta que fue ordenado sacerdote a la edad de 41 años.
El P. Njoroge nació en una familia bastante acomodada, su padre tenía un puesto superior en el Gobierno de Kenia y su madre era una católica ferviente y miembro activo de varios grupos de oración en la Diócesis de Nyeri (Kenia).
P. Antony Njoroge. Créditos: P. Antony Njoroge
De joven, el P. Njoroge iba a sesiones de oración y servía en la Santa Misa, gracias a la devoción de su madre. Sin embargo, al estudiar en una escuela secundaria no católica, el futuro sacerdote se apartó de la fe, dejó de participar en las celebraciones litúrgicas y de realizar actos de piedad, que silenció el deseo de consagrar su vida a Dios.
Al terminar la escuela secundaria, se unió al servicio policial en la Escuela de Formación de la Policía de Kiganjo y rápidamente ascendió hasta llegar a un puesto bien remunerado en la comisaría de Shauri Moyo, en la capital de Kenia, Nairobi.
El sacerdote señaló a ACI África –agencia del Grupo ACI- que “siempre fui el raro entre mis compañeros”, y resaltó que mientras sus colegas salían a divertirse los viernes, el prefería quedarse solo en la casa.
“Como policía, siempre sentí que estaba en la profesión equivocada”, agregó.
Durante ese tiempo, el P. Njoroge volvió a la Iglesia y era miembro activo de la parroquia Mary Mother of God Embulbul en la Diócesis de Ngong. Con un trabajo estable, comenzó a pensar en establecer una familia y empezó a salir con una chica.
“Tenía novia, pero supongo que la aburrí por decirle constantemente que quería convertirme en sacerdote. Tenía veintitantos años y el deseo de entregar mi vida a Dios se estaba convirtiendo en una fuerza que no podía rechazar”, señaló.
Ceremonia de consagración sacerdotal del P. Antony Njoroge. Créditos: P. Antony Njoroge
El sacerdote indicó que amaba su trabajo, pero se sentía “vacío”, hasta que un día de 2009 se acercó al director de Vocaciones en la Diócesis de Ngong para pedirle consejo.
“Fui a ver al P. Francis Mwangi, entonces director de vocaciones en la diócesis, sabía que me diría que era demasiado mayor para comenzar a prepararme para el sacerdocio. Entonces tenía 30 años y la idea de unirme al seminario era demasiado descabellada”, recordó.
Sin embargo, el P. Mwangi le contó sobre “un sacerdote que había sido ordenado a los cincuenta. Me dijo que era lo suficientemente joven para unirme al seminario y así lo hice”.
En 2010, fue admitido en el Seminario Mayor St Mary en la Diócesis de Nakuru (Kenia).
“No fue fácil. A los 31, yo era el alumno mayor y me sentaba en clase con niños que había visto entrar a la escuela primaria cuando yo era oficial”, señaló.
Dijo que sus familiares y amigos se sorprendieron de su decisión y resaltó que, aunque hubo reacciones encontradas en su familia, sus hermanas lo apoyaron inmediatamente.
P. Antony Njoroge. Créditos: P. Antony Njoroge
Además, indicó que tenía miedo de ser una carga económica para sus cinco hermanos, quienes ya tienen familias propias que mantener, pero subrayó que gracias a Dios “nunca me faltó nada durante la formación”.
El sacerdote estudió tres años de Filosofía en el Seminario Senior de St. Augustine en la Diócesis de Bungoma (Kenia) y otros cuatro años de Teología intensiva en el Seminario Senior St. Matthias Mulumba en la Diócesis de Eldoret en Kenia Occidental, durante los cuales pasó por muchos problemas de salud.
“Siempre estaba entrando y saliendo del hospital por una u otra dolencia. Mientras estudiaba Filosofía, me sometí a dos cirugías importantes para tratar un tumor maligno en la garganta”, señaló, y agregó que también fue tratado por una afección cardíaca mientras estudiaba Teología.
“Siempre estuve muy enfermo. Es por la gracia de Dios que no se me pidió que abandonara mi vocación”, resaltó.
El P. Njoroge se graduó con honores de primera clase del seminario y fue enviado a un año de experiencia pastoral en la iglesia St Mary de la Diócesis de Ngong. Fue ordenado diácono en mayo de 2019.
Mons. John Oballa Owaa lo ordenó sacerdote el 1 de octubre de este año en la parroquia de la Catedral St. Joseph the Worker de la Diócesis de Ngong.
El P. Njoroge indicó que su ordenación es un sueño hecho realidad y remarcó que su mayor deseo es servir a la Iglesia.
“El deseo siempre estuvo ahí y aunque me desvié por muchos años, todavía podía sentir el llamado dentro de mí para convertirme en sacerdote. Ahora me siento completo”, agregó.
P. Antony Njoroge. Créditos: P. Antony Njoroge
“Quiero pasar el resto de mi vida sirviendo al pueblo de Dios lo mejor que pueda y con todas mis fuerzas. Quiero buscar la santidad, ser un pastor, un mentor para los jóvenes y nunca juzgarlos por las decisiones que tomaron en la vida”, señaló.
El P. Njoroge animó a los jóvenes que no deciden sobre su vocación y sienten el deseo de la vida consagrada en sus corazones a “concéntrese en Jesús, que nos llama de una manera especial”.