Luis Pescetti, escritor y músico argentino, inició como músico terapeuta, enfocaba su labor a menores con síndrome de Down y señoras operadas a causa del cáncer de mama, más tarde se dedicó a la docencia, la escritura y el show.
Posteriormente, trajo al presente cuando la editorial le dijo que la tendencia indicaba un incremento en publicaciones de libros relacionados a emociones. En este punto, el autor preguntó a infantes qué emociones tenían, se escuchó que alguien respondió: felicidad.
Al respecto, Pecsetti destacó su disconformidad con la idea de escribir un libro acerca de este tema, debido a que parecía gurú y coach, sería como decir en un libro “Estás enojado, pone un sobrero rojo”. Sin embargo, vio cómo la pandemia, docentes batallaban con infantes al impartir clases por zoom, fue un verdadero delirio, una locura.
A niñas y niños tampoco gustó, incluso, maestras y maestros en Perú estaban desbordados, trataban de hablar sobre emociones. Derivado de lo anterior, ponderó que era necesario abordar este tema, para que maestros hablen de emociones con niños, porque como padre no quiere que algún docente hable de emociones con sus hijos, no es psicólogo, a menos que se percate de algún tema de salud o un aspecto ilegal, entonces puede intervenir quien funja como docente. También se cuestionó hasta dónde podría atreverse a hablar de emociones con el alumnado si fuera maestro. De ahí surgió el libro «Botiquín emocional: para humanos y superhéroes».
Pescetti trajo a la memoria, que era muy tímido cuando fue niño, incluso más que cualquiera de los menores asistentes a su ponencia realizada hoy, tanta era su timidez que, cuando le gustaba una niña, jamás le hablaba, solo se limitaba a replegarse, se ubicaba atrás de una columna en la escuela y únicamente la veía. También hizo saber su segundo método; el cual, consistía en la telepatía, quería que se acercara a él utilizando esta forma para atraerla, pero jamás funcionó.
Tal situación aconteció a un personaje llamado Javi, quien no sabía como acercarse a una niña, ambos eran muy tímidos. Pero un día, la maestra instauró «La semana de las emociones», la niña odiaba hablar sobre emociones, y esta actividad fue obligatoria. En este punto, el literato destacó que muchos abordan cómo expresar las emociones, pero no siempre es bueno exteriorizarlas porque uno se expone al hacerlas saber.
Luis Pescetti destacó que niñas y niños son iguales en México, Argentina y cualquier otro país, son lindos, alegres y revoltosos. Para concluir su intervención, acentuó que su timidez, solo requiere un escenario y un micrófono, ya que cuando deja esos elementos vuelve a ser tímido. Pero su necesidad de expresarse le condujo a mostrar lo que quería ser y llamar la atención; Pescetti se considera tímido y terco.