«Música de a deveras con instrumentos de mentiritas» por «Los botes cantan» en el CEART, dentro del festival «Música Raíz México»

En el Centro de las Artes de Querétaro (CEART), sede de la Secretaría de Cultura del Estado, «Los botes cantan», presentaron «Música de a deveras con instrumentos de mentiritas», dentro del festival «Música Raíz México». La música de esta agrupación es ejecutada con instrumentos elaborados por materiales de rehúso, los cuales poseen características que brindan singularidad a cada pieza interpretada, el elenco se integra por 3 músicos en escena, quienes echan mano de diversos géneros de la música popular y las letras de sus canciones, se basan en el mundo cotidiano de la niñez. El proyecto dio principio con el Fondo para la Cultura y las Artes (FONCA) del Estado de México en 2003. Con 18 años de trayectoria han trabajado con el programa Alas y Raíces, el Instituto Mexiquense de Cultura, y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), etc., además, se han presentado en múltiples festivales y escenarios a nivel nacional e internacional, cuentan con 4 producciones discográficas, han realizado música para la Compañía Universitaria de Teatro  y el cortometraje animado «Lotería».

«El cuerpo de este instrumento lo encontré con la chatarra; la ‘galletarra’, con celofán y un tubito, lo puedes fabricar tú, es el ‘cazú’. Pa’ que le pegues sabroso y apantalles a tus cuates, los ‘tecomates’«, de esta manera empezó el concierto llevado a cabo en el Foro al Aíre Libre por Alfonso Caballero, Pedro Sandoval y Erik Hernández, todos ellos, flamantes egresados del «Colegio de Pepenadores de México», quienes ya son empresarios, y poseen acciones de «Cachibaches Inc.»

Provenientes de Toluca, llegaron congelados al sabroso calorcito que prevalece actualmente en «Querétaro Beach», son tan ecológicos que utilizan las cuatro «R’s»: reducir, reciclar, reutilizar y rocanrolear. Seguidamente, enseñaron el grito rocanrolero a al publico asistente que reside en «Querétarock». También dieron un tutorial para enseñar a chiflar, elemento que fue integrado al alimento del artista; el aplauso. Los verdaderos protagonistas de este espectáculo son los instrumentos. Uno de ellos está basado en el contrabajo, el cual, según especificó el director de la agrupación, es como una guitarra grandotota, gordotota y pesadota, pero la versión de ellos es una variante llamada el «Sin trabajo». También hacen música con una caja de pizza que tiene unas ligas atravesadas para formar las cuerdas, se parece al salterio, pero lo denominaron el «Liguerio». En este punto dijo que los trocitos de piña con queso sobrantes de una pizza hawaiana mediana, le dan la acústica necesaria al instrumento. Hay flautas inspiradas en las zampoñas sudamericanas de los Andes, pero en lugar de carrizos emplearon botellitas llenas con determinada cantidad de agua, denominadas en México como «ampolletas», término que da nombre a este instrumento, acto seguido, interpretaron «Mi perrito corrientón». Seguidamente, hicieron saber que se basaron en los bongos para diseñar los «bongoboes», con dos botes de chile, lo difícil fue comerse todos los chiles no unir las latas.

Enseñaron el clásico grito de los tianguis porque lo consideran una herramienta fundamental para defenderse en la vida, abrirse paso en los tianguis resulta clave para la supervivencia, primeramente, cada persona debió tomar un «diablito» imaginario, y acto seguido, emitir el grito ¡Haaaí vaaa el gooolpeeee! En este punto, los músicos hicieron notar que debe arrastrarse el final de las palabras, y aplicar el chilangazo. Durante el curso de capacitación, los artistas hicieron resaltar que el grito de los asistentes era muy fresa. le faltaba barrio, y debía ser depurado. A continuación, de manera literal, el líder de la agrupación citó lo siguiente: «Chicos, grandes y hasta el gato, bailan chico rato como cabra en su potrero, mueven los pies con esmero, cuando suena el son jarocho, con la banda baila el mocho y el coati levanta muertos, las chamaconas del puerto se mueven retechabocho, y es que en Veracruz se canta con todito el esqueleto, no hay quien se pueda estar quieto, ni mi abuelita se aguanta, brinca, brinca que hasta espanta, se vaya a desbaratar, pero quien le va a quitar, lo que goza, lo bailado, la reuma se le ha olvidado y no deja de zapatear, les voy a hablar sin más tango, de un instrumento muy chido, toda su atención les pido, pelen sus ojos de chango, es la reina del fandango y lo digo con emoción, se toca con devoción, la tradicional jarana, presento con buena gana, a su primo el «jarafón». También han compuesto canciones basadas en hermosas tradiciones mexicanas, en este respecto, puntualizaron sobre danzas heredadas, como la de «los concheros», quienes se ponen ayoyotes o huesos de fraile; y, «Los botes cantan» denominaron su versión «corcholatas de fraile», las cuales, según mencionaron, tienen un origen prehispánico, porque las corcholatas dicen «Cuauhtémoc Moctezuma» y ni el INAH tiene esas maravillas.

Interpretaron una canción muy emotiva, la dedicaron a quienes recién concluyeron alguna fase escolar, recibe el título de «Ayer salí de sexto», requiere de «el lavadero» y la «flauta traviesa» para su ejecución, inmediatamente después, tocaron «Mi papá es rocanrolero», y cerraron el repertorio diciendo: «Zumba que te zumba, va y viene sin descanso, de flor en flor trajinando, nuestra vida endulzando»; ni más ni menos que «La abeja confianzuda».