Mi responsabilidad es ser coherente y responsable con los mensajes que transmito: Mtra. Lúa Kalá

Entrevistas

Redacción: Lúa Kalá

Fotografía: Mau Jasso

Si bien mi trabajo como intérprete es transmitir las emociones y mensajes encriptados (unos más que otros) en las melodías y letras que junto con mi equipo y músicos entono, tengo claro que como individuo de más o menos interés – al fin y al cabo, aquí estamos – es mi responsabilidad ser coherente y responsable con los mensajes que transmito. Y discúlpeme si mi lado artístico, y por ende pasional, sale a flote de vez en cuando. Pero considero que dadas las circunstancias, y citando a Emma Watson en su discurso ante la ONU, “Si no soy yo, ¿quién?”. Porque lo que sí tengo claro, es que ya no voy a esperar a que alguien más transmita las ideas, fundamentos, valores y soluciones que lleven al cambio para mejor, de la sociedad que sé que podemos llegar a ser.

Saber que mi trabajo como cantante ha alcanzado niveles que en su momento ni siquiera consideré vislumbrar, hace este camino más interesante cada día que pasa. Sin embargo, ¿qué podría decirle a usted sobre mi trabajo que le interesara y causara un interés tal que siguiera leyendo estas líneas?

¿Debería escribir que el hecho de ser mujer en este mundo del entretenimiento me ha fragmentado?, ¿que he tenido algún percance sexual con tal de causar ese morbo?, ¿que he sufrido por el hecho de ser mujer más que cualquier otro colega hombre?, ¿que soy feminista y que busco la igualdad?

No. Nunca nadie me trató mal por ser mujer. Tampoco soy feminista ni busco la igualdad. Y para aclarar, no, no soy machista. Afortunadamente nunca he sido atacada o acosada sexualmente por ninguno de mis compañeros o equipos de trabajo con los que he tenido el placer de colaborar. ¿He sufrido? Sí, pero de nuevo, ¿quién no? ¿Soy diva?, no. ¿Exigente? Mucho. ¿Caigo mal por saber lo que quiero? A veces sí y otras- sólo haré uso del dicho, “Dime con quién andas y te diré quién eres.”

Si bien mis inicios como los de muchos fueron complicados, creo que mi mayor enemigo ante los más experimentados, mas no para mí, fue mi juventud. La música era un mundo nuevo. Nunca había asistido a una clase de canto, solfeo o aprendido algún instrumento que me aportara nada a nivel musical o de composición. Sólo sabía que me encantaba la música y que estaba deseosa de aprender. Y si bien, en un inicio, algunos estaban escépticos, mi disposición a escuchar atentamente cómo cada sonido y cada silencio daban lugar a esa magia – porque es magia – en los presentes y a sus intérpretes – al escuchar las melodías de un piano guiando el camino, la base del bajo y la batería para marcar el tiempo cual latido de corazón y la piel de gallina que causa el saxofón acompañados por una voz, que cuando sabe interpretar, llena el alma de paz y te llena los ojos de lágrimas – supe que este es el camino que debo seguir.

A lo largo de estos 10 años, he madurado, aprendido, crecido – como artista y como persona – y he sufrido más de lo que creí poder aguantar. La pérdida de mi querido padre, quién me encaminó hacia la música haciéndome fan de los clásicos de Disney, musicales que a día de hoy tienen fama mundial y maravillosas películas con sus excelentes bandas sonoras, fue lo que desgarró mi alma hace tres años. Pero como con todo, la vida no nos espera, y las personas tampoco. Y llega el momento de decidir si dejas que los golpes como estos, que lamentablemente seguirán llegando, te tumban y te deprimen frenándote de darle continuidad a tu propósito, o bien, pones buena cara a la vida y disfrutas de las buenas memorias que te dejaron; de los recuerdos y enseñanzas. Claro, habrá días en que te apachurras más que en otros, pero sigues adelante porque, en mi caso, sé que si me deprimo, cuando muera, mi papá se la va a pasar reclamándome lo mensa que fui por dejar mi vida pasar. Y si no creen en eso, imagínense llegar al último día de sus vidas, y que todos los arrepentimientos lleguen de golpe por todo aquello que no nos atrevimos a hacer, por nada más que esa maquiavélica, furtiva y manipuladora emoción: el miedo.

 

Y como dice Pedro Capó en su hermosa canción “La Fiesta” (la cual se las recomiendo ampliamente):

“Varios tropiezos en el camino, pero me fue bien

Viví, cumplí con mi destino, fui lo que soñé

[…]

La gente buena no se entierra, se siembra

[…]

Yo no me duermo, solo tomo la siesta

Así reposan los ojos, y el alma despierta”

Así que seamos mejores cada día. Hagamos comunidad. Saludemos a las personas con una sonrisa en el rostro. Riamos a carcajadas y disfrutemos de los pequeños momentos. Eduquémonos y aprendamos a que nunca es tarde para empezar. Respetemos a todos por igual. Aprendamos a escuchar sin palabras. A decir “Te quiero mucho.” o “Te extraño.” a aquellos que damos por sentado. A agradecer y a aprender algo nuevo cada día. A compartir con aquellos que merecen nuestro tiempo. A valorar, cuidar y aprender de nuestros mayores. A valorar, proteger y aprender de los menores.

Y sobre todo, aprendamos a sentir con más que un sólo sentido.

Feliz Día Internacional de la Mujer y espero con ansias las publicaciones del 19 de noviembre por el Día Internacional del Hombre.

Lúa Kalá

Cantante idealista y pasional, que espera dejar su semilla en el mundo

para que sea mejor de lo que fue en su vida. 

“TODAS LAS BELLAS ARTES, NO PUEDEN ASPIRAR MÁS, QUE A SER MÚSICA.”

—Alexis Covarrubias.

Tags: , ,

You May Also Like

Google hace notar el XCIII aniversario del natalicio de Lola Beltrán «Lola La Grande» en su Doodle
Ejerzo como mujer esta maravillosa profesión de nutrióloga: Mtra. Tania Robles Andrade

Author

Must Read

No se han encontrado resultados.