· Considerado un destacado escultor muralista de México
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) lamentan el sensible deceso del escultor mexicano Pedro Miguel Cervantes de Salvadores, referente en el arte escultórico del país y quien fue destacado integrante de la Academia de las Artes.
En acuerdo con la familia del artista, cuya obra ha sido reconocida a nivel internacional, la Secretaría de Cultura y el Instituto realizarán un homenaje de reconocimiento en cuanto las condiciones sanitarias lo permitan.
Por su parte, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, envió el pésame a sus familiares y amigos, y destacó que Pedro Cervantes “trabajó con maestría los metales y cuya obra realza distintos espacios públicos en México”.
Nacido el 2 de octubre de 1933, desde niño desarrolló su amor por los caballos y la escultura al jugar con barro. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas en la Academia de San Carlos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y fue alumno de figuras como Ignacio Asúnsolo, Luis Ortiz Monasterio y Germán Cueto.
Comenzó con su acercamiento al dibujo al indagar sobre cerámica y profundizar en “el trabajo en los metales” y la escultura. Debido a su amistad con David Alfaro Siqueiros, se interesó por los “murales escultóricos”, lo que le llevó a familiarizarse con técnicas como la piroxilina y el acrílico. Se especializó en la realización de murales escultóricos con la aplicación de objetos y materiales varios.
En 1966, su obra Máquina del espacio marcó el inicio de su trabajo con elementos industriales. En 1974 expuso individualmente en la Sala Nacional del Palacio de Bellas Artes la muestra Formas conjugadas, donde incluyó el relieve del Colegio de Arquitectos y versiones en acero cromado y partes automotrices de Venus de Tlatilco y Quetzalcóatl.
Realizó varias exposiciones individuales y colectivas en nuestro país y en importantes espacios culturales de países del continente americano, así como en Francia y Japón. Destaca una muestra individual en el Palacio de Bellas Artes de Venezuela.
Algunas de sus más famosas esculturas son Sirena y Astronauta, El hombre y la pesca, y El Águila y la Serpiente. Hay piezas del autor en colecciones de México, Estados Unidos, Panamá, Venezuela, Inglaterra, Francia y Japón.
Recibió el reconocimiento Salón de Artistas Jóvenes por su obra Escultura (1965), el Premio Elías Sourasky por su escultura Ícaro (1968), la Mención Honorífica en la Feria de la Plata de Taxco, Guerrero (1969), el Premio del Salón de la Plástica Mexicana por Epicicloide (1972) y el Premio Presidente Nobutaka Shikinai de Japón. Asimismo, fue distinguido para participar como jurado de diferentes convocatorias, entre los que destaca el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2008. Perteneció al Sistema Nacional de Creadores (Fonca), además de ser miembro de la Academia Mexicana de las Artes y ganador del Premio Nacional en Artes Plásticas 2011.
El INBAL resguarda en el acervo del Museo de Arte Moderno tres esculturas de Cervantes: Ícaro (1968), Parábola (1971) y Epicicloide (1972), patrimonio de nuestro país.
Se autonombraba escultor herrero, ya que al conformar la escultura, jugaba con los huecos, los espacios interiores, trabajando parte por parte.