Fotografía: Cortesía
Mar Aroko, artista escénica y visual, quien comparte la autoría de la obra «Humana y Tradescantia» con Jimena Eme Vázquez y Minah Cerviño, destacó que para ellas es motivo de suma alegría integrar el programa conmemorativo del XXX aniversario del Centro Nacional de las Artes (CENART). El contento generado, radica en haber sido egresadas de la Escuela Nacional de Teatro (ENAT), ya que tal situación, da lugar a un vínculo especial y familiar con el espacio referido previamente.
La creativa hizo notar que la programación ha sido integrada con un enfoque basado en diversidades; de igual modo, puntualizó que actualmente el talento emergente predomina y se hace notar de muy buena forma; bajo esta tesitura, «Humana y Tradescantia» no constituye una excepción. En esta misma línea, Mar acentuó cómo la obra citada reiteradamente, fue hecha dentro de un contexto íntimo, con recursos, tiempo y discursos propios. El tema versa acerca de la asexualidad, ya que las tres autoras se ubican inmersas en dicho espectro.
Minah y Mar son las actrices de esta puesta en escena; y, se muestran al público como ellas mismas; posteriormente, introducen un relato en el cual, juegan roles ficticios: Pepita y Barbie, dos mujeres que reinventan las posibilidades de generar conexiones afectivas a partir de una perspectiva asexual y eminentemente femenina. Aquí no hay un personaje estelar, son dos intérpretes en escena; las que procuran mantener todo balanceado.
«Humana y Tradescantia» apela, tanto a la ternura como a la risa, acentuó Mar, quien continuó su explicación haciendo resaltar que, se trata de una obra íntima compartida al público como una charla amistosa; tomando té. Además, transita por etapas musicales donde las ejecutantes reinterpretan canciones del imaginario popular. Sin embargo, considera que emplean muy pocas acotaciones; en realidad, el trazo ha sido una consecuencia orgánica de la historia que están contando y lo que pretenden transmitir.
La esperanza planteada por esta obra sobre expandir la perspectiva de lo que pueden ser las interacciones afectivas, es un punto de vital relevancia, destacó Mar, quien, en este tenor, realzó cómo la puesta en escena exhibe una resistencia significativa ante la inercia hipersexual que exponen ciertos medios y costumbres arraigadas.
Aroko, recalcó el motivo para crear «Humana y Tradescantia», ya que necesitaban una historia que les representara de forma definitiva, sobre todo, porque la asexualidad es casi invisible. Para concluir su intervención, puntualizó que así les resulta factible hallar su manera de constatar que aquí están; y su orientación también es válida, más allá de los prejuicios.