Fotografía: cortesía
Laura Rocha, directora y coreógrafa de Travesía, puesta en escena sobre la migración, presentada el 8, 9 y 10 de noviembre, en el Teatro de las Artes, como parte del programa conmemorativo del XXX aniversario del Centro Nacional de las Artes (CENART), acentuó él gran honor que representa para Barro Rojo Arte, la invaluable oportunidad de haber tomado parte de esta celebración. Al considerar que el suceso antes mencionado, constituye tanto un reconocimiento a su trayectoria dancística, como una reafirmación del compromiso adquirido con la creación escénica caracterizada por cuestionar, conmover y transformar. Más aún, les permite reflexionar sobre la historia compartida con el CENART, un espacio albergador y promotor del arte en sus múltiples expresiones, apto para inspirar el continuo fortalecimiento a su legado y voz en la danza contemporánea mexicana. Este aniversario es, sin duda, un impulso para seguir adelante con su visión compartida y hacer partícipes de su pasión a las nuevas generaciones.
El principal aporte de Travesía a nuestra sociedad radica en la capacidad de confrontar y reflexionar acerca de las luchas y retos colectivos e individuales que enfrentamos día a día, precisa la también integrante del Sistema Nacional de Creadores de Arte, quien refiere cómo por conducto del movimiento, la obra pone de relieve temas migratorios, así como el desplazamiento y la resiliencia, invitando al público a reconocer la fortaleza y vulnerabilidad en estos procesos. Aunado a lo anterior, Travesía es un espejo de la realidad de muchos, una experiencia artística que busca generar empatía y cuestionamientos profundos sobre los derechos humanos y el sentido de pertenencia. En general, la pieza tiene el afán de sensibilizar y fomentar una sociedad más consciente, fraterna y comprometida con el respeto y la dignidad de todos. Asimismo, su mensaje central constituye un llamado a cavilar sobre las barreras invisibles y visibles que nos separan, ya sean geográficas, sociales o emocionales.
La obra invita a cuestionar el significado de la libertad, la pertenencia y el miedo a lo desconocido, agregando a lo anterior, con ayuda de la danza, Barro Rojo Arte en esta puesta en escena busca transmitir que, a pesar de las adversidades, siempre hay un camino hacia la esperanza y el encuentro.
Bajo esta tesitura; Laura Rocha, apunta con claridad que, la humanidad está unida por una travesía común, en la que el respeto,
la solidaridad y el entendimiento mutuo son esenciales para superar los muros que nos separan. Entretanto, al interior de un mundo dividido, Travesía nos recuerda que el acto de cruzar, de conectarnos, es el primer paso hacia la transformación.
En cuanto a los personajes, éstos simbolizan figuras arquetípicas de aquellos que transitan fronteras, ya sea físicas o emocionales. Encontramos distintos tipos de migrantes, cada uno con una historia personal y motivos específicos para desplazarse, podemos ver al
padre con su hijo, a un par de hermanos, el que va en el rastreo de su familia que ya partió, el ventajista que no pierde oportunidad de hurtar pequeñas cosas, la mujer joven que viaja sola, quien lleva consigo sus sueños y miedos; el guardián viejo, que simboliza el espíritu guía en el sendero, cuando aparecen obstáculos y barreras limitantes del paso; y el testigo, observador y actor en esta realidad. Estos personajes interactúan en un juego de tensiones, donde la colaboración, el enfrentamiento y la esperanza se entrelazan. Por medio de sus movimientos y emociones, se fijan conexiones profundas y a veces desgarradoras, reflejando las complejidades de la migración y el anhelo de encontrar un lugar seguro. La interacción entre ellos es un eco de nuestras propias vivencias, donde el ímpetu por hacer lo necesario para conseguir la libertad y la superación de las trabas, son constantes.
Un vasto proceso de investigación que abarca no solo el contexto social y cultural, sino también una exploración personal sobre las fronteras, los viajes y los encuentros humanos, dio lugar a la representación mencionada reiteradamente. En tanto que, durante la creación de la misma, se efectuó una recopilación de testimonios de personas que han atravesado distintas realidades de migración, aislamiento y desplazamiento. También se indagó acerca de las dinámicas de los muros que separan a las personas, independientemente de que sean físicos o emocionales. Este proceso facilitó comprender las experiencias de quienes se ven forzados a cruzar fronteras, así como la resiliencia surgida al enfrentarse a lo desconocido. La obra está basada en hechos reales e involucra un análisis simbólico sobre el concepto de «cruzar»; de cambiar, de enfrentarse al miedo y de encontrar un sentido de esperanza en medio de la adversidad.
Los flujos migratorios tienen sus raíces en diversas causas históricas, económicas y sociales que han llevado a millones de personas a cruzar fronteras en busca de mejores condiciones de vida, seguridad o libertad. Y este fenómeno es parte de la naturaleza humana, hizo notar la maestra Rocha, al establecer como en Travesía, disciernen que estos movimientos no son fenómenos recientes, sino procesos gestados a lo largo de la historia, impulsados por las desigualdades estructurales, las crisis económicas, los conflictos armados, las persecuciones políticas, o incluso las consecuencias del cambio climático.
Piensa la creativa, que los orígenes de estas movilizaciones están conectadas rigurosamente con las injusticias que marcan a las sociedades desde tiempos remotos. Es un reflejo de las tensiones entre los recursos, las oportunidades y la necesidad humana de sobrevivir y prosperar. En el fondo, también considera que estos movimientos, además de ser geográficos, están ligados a las barreras invisibles, prevalecientes entre culturas, lenguajes, e incluso formas de pensamiento.
En Travesía, son abordadas las condiciones de los migrantes a través de un enfoque humano y visceral, haciendo hincapié en los desafíos físicos, sociales, emocionales, y, las vivencias profundas que acompañan estos trayectos. Saben que las circunstancias para los migrantes no son homogéneas, y las situaciones donde se encuentran son multifacéticas: desde el desarraigo, el miedo, la violencia, hasta la esperanza, la resistencia y la resiliencia. Incluso, a lo largo de los años, han cambiado, pero de una manera que en muchos casos ha empeorado. Aún cuando los migrantes, siempre han enfrentado obstáculos, hoy se suman aspectos como las políticas más restrictivas, las dificultades en el acceso a derechos básicos y la creciente xenofobia que les criminaliza por el simple hecho de buscar un futuro mejor. Sin embargo, también resulta observable que, a pesar de estos cambios, persiste una fuerza de lucha y una resistencia transmitida de generación en generación. La historia de los migrantes es, en última instancia, una trama de supervivencia, sueños, y la búsqueda incansable de un lugar en el mundo.
En este contexto, para la Mtra. Laura el racismo es una de las fuerzas más destructivas que afecta el fenómeno migratorio. Por ende, dentro de la escenificación, se explora cómo la discriminación racial se convierte en una contrariedad adicional, para quienes ya están batallando por sobrevivir y encontrar un lugar seguro. Los migrantes enfrentan los obstáculos geográficos, políticos y económicos de
su travesía, pero también deben confrontar la intolerancia y el prejuicio, que a menudo les deshumanizan y niegan sus derechos fundamentales. El hecho citado anteriormente se manifiesta de muchas maneras: desde actitudes hostiles y estereotipos hasta políticas públicas que les excluyen o criminalizan. Esto, en lugar de ayudarles, los empuja aún más hacia la invisibilidad y la marginalización.
Por tal razón, en su obra tienen el objetivo de visibilizar este sufrimiento, a la par de mostrar la resistencia frente a la discriminación. Al final, Travesía habla de la experiencia del migrante, origina una reflexión muy honda sobre cómo nuestras sociedades deben cambiar para ser inclusivas y justas, erradicando el racismo y promoviendo una verdadera integración.
El fenómeno de las caravanas migrantes es un reflejo de las condiciones extremas, encaradas por quienes se ven obligados a huir de sus países. Las personas no se desplazan en caravanas por elección, sino por necesidad, buscando protección y seguridad. En muchos casos, las rutas migratorias tradicionales se han vuelto cada vez más peligrosas debido a la violencia, los secuestros, los abusos por parte de autoridades y el control de grupos criminales. Ante esto, las caravanas surgen como una forma de protección colectiva, unirse para hacer frente a estos peligros y compartir recursos a lo largo del trayecto. La gente siente mayor seguridad al ir en grupo, pueden hacerse más visibles, lo que a veces les permite recibir ayuda humanitaria de organizaciones y ciudadanos solidarios.
La razón detrás de este desplazamiento en muchedumbre es, por lo tanto, una combinación de desesperación, inseguridad y la falta de alternativas que les ofrezcan un paso digno. En Travesía, representan este viaje colectivo, donde cada persona lleva una historia, mientras son evidenciadas las dinámicas sociales y políticas impulsoras de esta movilidad forzada. Estas caravanas, no son un acontecimiento ocasional; han resultado de políticas migratorias fallidas, la pobreza, el miedo y la búsqueda incansable de una vida mejor.
Los gobiernos de los países de origen de los migrantes, en muchos casos, no detienen los grupos humanos citados de forma reiterada, porque enfrentan una serie de factores complejos que van más allá de la voluntad de actuar. La mayoría de las personas que emprenden estas travesías lo hacen por situaciones extremas de violencia, pobreza y falta de oportunidades. Las autoridades competentes, en muchas ocasiones, no cuentan con la capacidad suficiente para ofrecer alternativas reales y seguras a sus poblaciones situadas en mayor condición de vulnerabilidad.
En lugar de actuar como una solución efectiva, la detención de estas multitudes podría ser vista como un acto de represión, e incrementaría aún más las tensiones y el sufrimiento de las personas involucradas. Además, muchos de estos gobiernos se ven atrapados en presiones externas, especialmente por parte de países más poderosos, los cuales dictan políticas migratorias que priorizan la seguridad y la contención de las oleadas migratorias implementando medidas coercitivas. Esto limita la autonomía de los países de origen y complica aún más la capacidad de gestionar las migraciones de manera humanitaria y digna.
Bajo la dirección de Laura Rocha, Barro Rojo Arte, plantea este dilema con la esperanza de concientizar acerca de las causas
más trascendentes de la migración y la necesidad de políticas efectivas en la protección de los derechos humanos y el bienestar de las personas que se ven obligadas a dejar sus hogares. De igual manera, propone ante todo, llevar a cabo un proceso de pensamiento introspectivo sobre la humanidad y los derechos de las personas desplazadas. La creativa busca visibilizar la violencia, el desarraigo y los
impedimentos enfrentados por los solicitantes de asilo, pero también procura alternativas cimentadas en la empatía, consideración y dignidad.
Por intermedio del arte y la reflexión escénica, la compañía reiteradamente mencionada, insta a la sociedad a reconocer que los migrantes no son un problema, sino una respuesta a circunstancias estructurales mucho más grandes que requieren una acción colectiva para ocasionar un cambio real. En este contexto, exponen que deben ser tratados con aprecio y dignidad mediante políticas
públicas que prioricen la protección de sus derechos fundamentales. Esto incluye garantizar su seguridad durante el tránsito, proporcionar acceso a servicios básicos como salud y educación, y crear entornos donde puedan integrarse sin temor a la discriminación o el racismo. También es crucial fomentar una cultura inclusiva, donde sea valorada su contribución a la sociedad y sean reconocidos como sujetos de derechos.
Por medio de su quehacer artístico hacen un llamado a humanizar la mirada hacia los migrantes, entendiendo que son personas buscadoras, ante todo, de un futuro mejor para sí mismas y sus familias.
Travesía intenta no únicamente contar una historia, sino provocar un extenso análisis acerca del fenómeno migratorio y sus implicaciones humanas, sociales y políticas. Sin buscar soluciones fáciles ni respuestas definitivas, se esmera en abrir un espacio para la empatía, el entendimiento y la toma de conciencia. También procura sensibilizar y motivar un cambio en la perspectiva que tenemos sobre los migrantes y su posición. Es importante recordar que su viaje ocurre en el espacio, el tiempo, la historia y las memorias de cada uno de ellos.
Con el apoyo de su pieza coreográfica, Laura Rocha, busca suscitar un ámbito donde resulte factible cuestionar nuestras propias actitudes hacia los demás, especialmente en dirección a quienes atraviesan fronteras con el afán de hallar un futuro mejor. Y, para finalizar su intervención, exhibió suma franqueza al agradecer a todas las personas acompañantes de este proyecto, a quienes lo han materializado, y al público asistente por verlo y aceptar la invitación a razonar sobre cómo podemos construir un mundo más justo y compasivo para todos.




