Para el maestro artesano Wilibaldo García Tomás la joyería mazahua se ha convertido en parte de su vida, porque al trabajar y diseñar cada pieza deja una parte de él, con diseños únicos e irrepetibles.
“Al trabajo le ponemos todo nuestro amor para lograr piezas únicas que las personas portan con gran orgullo. No hay nada más satisfactorio que el reconocimiento que nos dan cuando portan nuestras piezas en territorio nacional e incluso en el extranjero”, comenta en entrevista.
Es un trabajo muy noble, laborioso y de paciencia, pues todo inicia desde el proceso de fundición de la plata que se adquiere en granalla (plata pura .999), lo que se hace en el taller familiar, afirma.
“Una vez que se funde la plata, sea chapa (lámina) o hilo, la estiramos con laminadoras manuales para obtener el calibre que deseamos, y ya con el diseño, se pasa a cincelar y cortar (calar) para posteriormente repujarlo y soldarlo según sea el caso, además de adherirle la filigrana”, explica.
En sus diseños se respetan los elementos que le fueron inculcados por tradición, como las flores, animales y el entorno de la comunidad; por lo que, con su trabajo, da el toque personalizado a cada pieza.
Para conseguir la materia prima (plata) debe viajar a Ciudad de México, donde se la venden por gramo, dependiendo la cantidad que necesite.
La plata pura, dice, debe pasar por un proceso de aleación con cobre para poderla trabajar, ya sea en ley .925, que es la más común, o en ley .950.
Las piezas que más trabaja son aretes, arracadas tradicionales mazahuas y collares. Los anillos son sobre pedido, porque, afirma, cada pieza tiene su chiste, pues deben ser a la medida de quien los solicita.
“Como todo lo artesanal, es un proceso largo, es aquí donde viene lo bueno, el salir a vender a espacios donde valoren el trabajo que conlleva la elaboración de nuestras piezas. Entonces, necesitamos que nos sigan apoyando para ir a las ferias y exposiciones a fin de llevar nuestro arte a otros lugares”.
Originario de la comunidad de Plateros, municipio de San Felipe del Progreso, Estado de México, Wilibaldo García aprendió el oficio de su padre, Gregorio Silvestre García Ruiz, quien desde 1930 trabajó la joyería mazahua y cuyo nombre se encuentra inscrito en el Libro de los Grandes Maestros del Arte Popular Mexicano.
Durante 12 años Wilibaldo aprendió la orfebrería de su padre, sin embargo, tuvo que salir de casa para “buscar una mejor vida”. Después de pasar algunos años en Ciudad de México, volvió a Plateros y se dio cuenta que el oficio prácticamente se había perdido, pues solo lo trabajaban su papá y su mamá, hasta la década de los 70, cuando el gobierno estatal lo rescató y le dio impulso.
Ahora, Wilibaldo García Tomás se hace camino propio, pues fue ganador del Segundo Lugar Nacional en el Gran Premio de Arte Popular 2021 y Tercer lugar nacional en el concurso del Gran Premio de Arte Popular 2022.
Para conocer más del trabajo del maestro Wilibaldo, visita sus redes sociales en Facebook como: Willy García Wilgart (Joyería Mazahua); Instagram: Joyería Mazahua willygarcia_wilgart
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