POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
El Papa Francisco destacó la memoria litúrgica de Santa Teresa de Calcuta, que la Iglesia celebra cada 5 de septiembre y pidió un aplauso por la Madre Teresa.
“Hoy se conmemora a Santa Teresa de Calcuta, conocida por todos como Madre Teresa. ¡Un aplauso!”, recordó el Papa a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro para el Ángelus dominical.
Por ello, el Santo Padre aprovechó para saludar “a todas las Misioneras de la Caridad, comprometidas en todo el mundo en un servicio a menudo heroico, y pienso en particular en las Hermanas del ‘Don de María’, aquí en el Vaticano”.
Las Misioneras de Caridad del “Don de María” (“Dono di Maria”, en italiano) atienden junto a numerosos voluntarios a personas sin hogar que acuden a ellas diariamente para recibir comida. Este servicio caritativo no fue interrumpido durante la emergencia provocada por el COVID-19, sino que, en lugar de recibir a los huéspedes en el comedor, preparaban la comida en paquetes para que pudieran comer fuera.
El Papa Francisco canonizó a la Madre Teresa de Calcuta el 4 de septiembre de 2016 en una ceremonia en la que se calcula asistieron alrededor de 120.000 personas procedentes de todo el mundo.
En esa ocasión, el Santo Padre señaló que Santa Teresa de Calcuta fue “una generosa dispensadora de la misericordia divina”.
Cuando inició la Eucaristía se presentó un relicario que contenía los cabellos y sangre de Santa Teresa de Calcuta. Tenía forma de cruz con un corazón de color blanco y azul, que aludía al sari que usaba la religiosa.
En su homilía, el Pontífice invitó a preguntarse “¿Cuál es la voluntad de Dios en mi vida?” y recordó que el “seguimiento de Jesús es un compromiso serio y al mismo tiempo gozoso”.
Madre Teresa durante toda su vida fue “una generosa dispensadora de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana”, indicó el Papa.
Además, el Santo Padre rezó para que “esta incansable trabajadora de la misericordia nos ayude a comprender cada vez más que nuestro único criterio de acción es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo y derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión”.
“La misericordia fue para ella la ‘sal’ que daba sabor a cada obra suya, y la ‘luz’ que iluminaba las tinieblas de los que no tenían ni siquiera lágrimas para llorar su pobreza y sufrimiento”, afirmó entonces el Papa Francisco.