Si bien la inspiración surgió a partir de una experiencia personal, Ángeles Cruz decidió no hacer de ésta una película autobiográfica. A partir de fragmentos de su vida y de temores más recientes, pudo crear a Valentina y Pedrito, los personajes que en la ficción se enfrentan al dolor y la ausencia (interpretados por Danae Ahuja y Alexander Gabriel, respectivamente).
“Perder a mi padre a mis nueve años me impactó enormemente y cambió mi perspectiva del mundo. En 2020, debido a la pandemia, volví a sentir un miedo tremendo de perder a un ser querido. Este sentimiento se convirtió en el leitmotiv para escribir el guion de Valentina o la serenidad”, comparte la cineasta oaxaqueña.
Esta no es la primera ocasión en la que la directora utiliza su lugar de origen como escenario de sus historias. En su largometraje anterior, Nudo Mixteco (2021), le permitió hacer una crítica al machismo y misoginia que impera en este tipo de comunidades. Con Valentina o la serenidad, explora un lado más íntimo y vulnerable de sus habitantes.
“Todo parte del lugar donde me desenvuelvo. Es compartir la parte humana. Que en mi caso, es la comunidad de donde vengo. Aprender el lenguaje cinematográfico implica jugar con él desde lo que somos, nuestro barrio o nuestra comunidad”, reconoce la cineasta.