13 de febrero de 2024 / 12:36 AM
Hoy se cumple un aniversario más de la muerte, ocurrida el 13 de febrero de 2005, de la Sierva de Dios Hermana María Lucía de Jesús y del Inmaculado Corazón, más conocida como Sor Lucía, una de una de las videntes de Nuestra Señora de Fátima.
En la Misa que se celebró en 2022 en el Santuario de Fátima, en Portugal, el rector, P. Carlos Cabecinhas, recordó a Sor Lucía y pidió rezar por el avance de su proceso de canonización.
El sacerdote destacó el “ejemplo iluminador” de confianza en Dios y la vivencia de las bienaventuranzas por parte de los pastorcitos San Francisco, Santa Jacinta y Lucía, los tres videntes de Fátima.
“Ellos también eran pobres, pasaron por pruebas, lloraron en las dificultades, sintieron la persecución y se confiaron totalmente a las manos de Dios. Siempre han encontrado refugio en Dios, a través del Inmaculado Corazón de María”, resaltó el rector.
“Las bienaventuranzas son la proclamación del primado del lugar único que Dios debe ocupar en nuestra vida y son, por tanto, una invitación a preguntarnos por el lugar que le damos en nuestra vida cotidiana”, afirmó.
“Nuestra Señora es el ejemplo perfecto de esta bienaventuranza de quien da a Dios el primer lugar. Es feliz, como la proclamó Isabel en la visitación, porque creyó y confió en Dios; escuchando, meditando y viviendo la Palabra de Dios; porque siempre contó con Él durante toda su vida”, aseguró el rector del Santuario de Fátima.
Breve biografía de Sor Lucía de Fátima
Lucía Rosa dos Santos nació en Aljustrel (Portugal), el 28 de marzo de 1907, y fue bautizada dos días después. En sus Memorias relata que en 1915 tuvo por primera vez visiones de una especie de nube con forma humana, en tres ocasiones, cuando estaba con otros amigos.
Desde el año siguiente, Lucía y sus primos, los santos Francisco y Jacinta Marto, recibieron las manifestaciones del Ángel en Portugal.
El 13 de mayo de 1917, la Virgen María se apareció a los tres pastorcitos y, a partir de entonces, sus vidas se transformaron por completo. Los niños aceptaron el llamado de Nuestra Señora, comenzaron a rezar el Rosario diariamente, a hacer penitencias por los pecadores y, durante seis meses, siempre el día 13, asistieron al lugar donde la Virgen se les había aparecido.
Lucía, Francisco y Jacinta fueron constantemente cuestionados sobre lo que vieron y acusados de mentir e inventar eventos. Sin embargo, nada de esto desanimó la fe de esos niños, que se mantuvieron firmes en su amor por Dios y a Nuestra Señora.