En calle Leona Vicario, ubicada en el tradicional Barrio de Santa Ana se ubica como cada año el Altar de la Virgen de los Dolores.
En este respecto; Eduardo Rabell Urbiola, cronista del municipio de Querétaro, destacó que la calle antes citada, aparentemente perdida es una verdadera joya, porque todas las personas que viven en esa zona se conocen, es como si estuvieran en el patio de una gran casa; además, hay muchas casas cuya fachada se integra de la forma siguiente: “puerta, ventana; puerta, ventana”, tal característica predomina en la arquitectura mestiza. También fue la primera calle trabajadora, 2000 mujeres laboraban en la cigarrera mientras que 1000 hombres se encargaban de trabajar con las carretas.
Rabell Ulloa, precisó que esta actividad es de naturaleza religiosa; y la mayoría de las personas originarias de Querétaro, aún profesan la fe católica. Sin embargo, el municipio ve este hecho desde el punto de vista histórico-costumbrista, con el firme objetivo de reunir a la gente para robustecer el tejido social.
La Virgen de los Dolores es una tradición que viene desde el Siglo XIII, hizo saber el funcionario municipal, quien comentó que la Virgen María acompañó a nuestro Señor desde su nacimiento hasta el momento en que es aprehendido y flagelado, posteriormente, condenado a muerte y no puede bajar, acto seguido, muere en la cruz; el último instante es cuando lo sepultan. Cuando nuestra Madre Santísima acompaña a Jesús en el Viacrucis, se cubre con un velo morado; toda vez que, aún tiene esperanzas de poderlo rescatar. Al ser crucificado y muere, se incorpora un velo negro a la Santísima Virgen; deibido a la muerte. La siguiente representación ya es el sábado, porta un velo azul marino, signo de luto. Cuando resucita vuelve a otros colores. En el altar de Dolores muestra el sufrimiento vivido en carne propia.
Los dados representan cuando se jugaron la túnica de nuestro Señor.
La lanza fue utilizada para atravesarle el costado y asegurarse que estuviera muerto.
La escalera empleada para descender el cuerpo.
El corazón de María inflamado por el amor, tanto a su hijo como a la humanidad, sufriendo en silencio.
El fuego aparenta ser para iluminar, pero ejemplifica la llama de la fe que no puede extinguirse.
La naranja agria con las banderas clavadas, hace notar que debemos estar atentos y no regalar nuestros sentidos.
La jaula, es el lugar donde debería haber una paloma recordándonos el dolor con su canto.
Las plantas que han crecido por el agua y también representan la tierra.
Al padecer junto a la Virgen de Dolores, nuestras lágrimas son saladas pero las de la Virgen son dulces, de ahí viene otra tradición, el agua con limón y chía, el sabor agridulce de un ingrediente acompañado por otro, cuya forma representa las lágrimas. También se acostumbra la Jamaica semejando la sangre, la piña figuraba la gloria del Señor, por citar algunos ejemplos.
El municipio tiene el propósito de que se fortalezcan las tradiciones para unir a la sociedad en su conjunto, aseguró Eduardo Rabell Urbiola al concluir su intervención.
