Paulina Aguado Romero devela placa conmemorativa en Hacienda de Casas Blancas

Gobierno

En el marco del programa de los “500 años de la Conmemoración de la caída de Tenochtitlan – 200 años de la Celebración de la Consumación de la Independencia Nacional” la secretaria de Cultura, Paulina Aguado Romero, develó una placa conmemorativa en la Hacienda Casas Blancas, hoy El Caserío.

 

Ello con el objetivo de fortalecer la identidad de las generaciones venideras a quienes corresponde conservar los monumentos que han hecho de esta ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad.

 

“Hoy dejamos una huella más para las generaciones venideras. A esta finca se le conocía como la Hacienda de Casas Blancas, y su primer dueño fue don José Martínez”, comentó Aguado Romero.

 

En la época de la independencia perteneció al coronel Pedro de Acevedo y fue escenario de al menos un par de acontecimientos históricos.

 

El primero de ellos ocurrió el 7 de junio de 1821, cuando en el lindero de dicha hacienda con el Camino Real a Huimilpan, en las inmediaciones del sitio llamado “El Picacho”, la escolta de Agustín de Iturbide que se dirigía a San Juan del Río, temerariamente se aproximó para hacer un reconocimiento de los terrenos para planear un eventual ataque sobre la capital queretana, pero al ser descubierto por las tropas del rey, el brigadier Domingo Estanislao Luaces, envió un contingente armado para aprehender al líder de la independencia.

 

Pese a estar en desventaja numérica la victoria favoreció al bando Trigarante y por esta razón, a este acontecimiento se le conoce con el hiperbólico nombre de “Treinta contra cuatrocientos”, o la batalla de Arroyo Hondo.

 

El segundo evento ocurrió a partir del 18 de junio del mismo año, cuando comenzaron a arribar fuertes contingentes de tropas independentistas y la Hacienda de Casa Blanca se convirtió en cuartel de las tropas trigarantes que acudieron a sitiar la ciudad de Querétaro.

 

El coronel Luis Quintanar se estableció en este sitio e inició el cerco para evitar la llegada de refuerzos para los realistas. Sin mucha resistencia, consiguió posiciones ventajosas, penetrando hasta la segunda línea de defensa de la ciudad, penetrando hasta la Real Fábrica de Tabacos y tomando las calles cercanas al templo de San Felipe Neri (actual catedral de Querétaro).

 

Las deserciones del bando realista eran numerosas y Luaces determinó concentrar a sus disminuidas tropas en el Templo de la Santa Cruz, al tiempo que envió una carta al virrey Conde del Venadito, solicitando refuerzos para defender la plaza. En ese momento, Luaces contaba con apenas seiscientos cincuenta hombres armados. Para su mala fortuna, el mensaje fue interceptado por el enemigo; los refuerzos no llegarían nunca.

 

El 27 de junio, procedente de San José Casas Viejas (hoy San José Iturbide), llegó a Querétaro Agustín de Iturbide, quien previamente había dado la orden de movilizar las tropas que se encontraban en la Hacienda de El Colorado. Su ejército constaba de alrededor de diez mil elementos, según algunos autores.

 

Al filo del mediodía, se dio la orden de ataque y las tropas Trigarantes acuarteladas y se unieron a otras para ingresar por La Alameda, llegando hasta La Academia en donde trabaron combate contra la guardia de Zaragoza, que en desventaja se replegó hacia el Templo de la Santa Cruz, último reducto realista.

 

Según algunos autores, a las cinco de la tarde del mismo día se izó la bandera blanca indicando la rendición de las tropas del rey, cesó el fuego y la población vitoreó a los triunfadores, lanzando vivas a los Trigarantes y a Iturbide. Ese mismo día se acordaron las bases de la capitulación, designando a los representantes de ambos bandos: Froilán Bocinos por los realistas y Anastasio Bustamante por los Trigarantes.

 

La ciudad de Querétaro, que durante más de 10 años mantuvo un importante contingente militar, de aproximadamente doce mil soldados, considerado el máximo bastión realista de El Bajío, y ciudad leal a la corona española, capituló el 28 de junio de 1821. Con este hecho, el movimiento de independencia se fortaleció, extendiéndose rápidamente hacia la capital de la Nueva España.

 

Iturbide consumó la independencia nacional el 27 de septiembre de 1821, a partir de entonces, nació México, un país libre, soberano e independiente. Transcurrieron once años desde que la conspiración iniciada en Querétaro diera pie al levantamiento insurgente que devino más tarde en la guerra de independencia.

 

La Hacienda de Casa Blanca fue protagonista de un cruento combate durante el Sitio de Querétaro en 1867, además de ser testigo del paso del ferrocarril en 1882. Sus muros encierran historias épicas que transformaron a nuestra nación.

 

Por lo anterior, es de gran relevancia histórica para Querétaro el que se conserven lugares como estos, y que se les reconozca dentro de la historia del país.

 

En el acto estuvieron en la develación el Sergio Salmón Franz, propietario de El Caserío; Rosa Estela Reyes García, delegada INAH Querétaro; José Antonio Escobar Cuevas, representante de los dueños de la Hacienda, y Valentín García Márquez, historiador y coordinador del Centro de las Artes Querétaro.

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