“Queridos jóvenes: quiéranse bien entre ustedes, quiéranse bien en Cristo, sepan ver a Jesús en los demás. La amistad puede realmente cambiar el mundo, la amistad es un camino para la paz”. Ese fue el aliento del Papa León XIV ante la multitud de jóvenes peregrinos que se congregaron en Tor Vergata para la Vigilia de oración del Jubileo de los Jóvenes, desde la tarde de este sábado 2 de agosto.

De acuerdo a Vatican News, medio informativo oficial del Vaticano, un millón de jóvenes asistieron a Tor Vergata a un evento que comenzó en las primeras horas de la tarde.

El Santo Padre llegó en helicóptero alrededor de las 7:30 p.m. (hora local), y recorrió el lugar en el papamóvil, saludando y dando su bendición a los asistentes.

El Santo Padre descendió más adelante del papamóvil y, junto a un grupo de jóvenes, caminó en procesión hacia el estrado principal portando la cruz del Año Jubilar 2025.

Una vez en el estrado, atendió a tres preguntas de los jóvenes, en español, italiano e inglés. La primera inquietud, leída y respondida en español, fue “¿cómo podemos encontrar una amistad sincera y un amor genuino que nos lleven a la verdadera esperanza? ¿Cómo la fe puede ayudarnos a construir nuestro futuro?”.

León subrayó en su respuesta, que estuvo marcada por varios momentos en los que el Papa improvisó algunas palabras.

“Queridos jóvenes, las relaciones humanas, nuestras relaciones con otras personas son indispensables para cada uno de nosotros”, dijo. “Nuestra vida comienza con un vínculo y es a través de los vínculos que crecemos”.

“En este proceso, la cultura juega un papel fundamental: es el código con el que nos entendemos a nosotros mismos e interpretamos el mundo. Como un diccionario, cada cultura contiene tanto palabras nobles como palabras vulgares, valores y errores que hay que aprender a reconocer”, señaló.

El Papa precisó a continuación que “la verdad, en efecto, es un vínculo que une las palabras a las cosas, los nombres a los rostros. La mentira, en cambio, separa estos aspectos, generando confusión y malentendidos”.

Los algoritmos que determinan “quiénes deberían ser nuestros amigos”

El Santo Padre, recordando las palabras del Papa Francisco en Christus vivit, destacó que “internet y las redes sociales se han convertido en ‘una extraordinaria oportunidad de diálogo, encuentro e intercambio entre personas, así como de acceso a la información y al conocimiento’”, pero advirtió que “estos instrumentos resultan ambiguos cuando están dominados por lógicas comerciales e intereses que rompen nuestras relaciones en mil intermitencias”.

En unas palabras fuera de su discurso preparado, León XIV advirtió a los jóvenes sobre los actuales “algoritmos que nos dicen lo que tenemos que ver, lo que tenemos que pensar y quiénes deberían ser nuestros amigos”.

En ese marco, señaló, “nuestras relaciones a veces se vuelven confusas, inestables, a veces ansiosas. Y es que cuando el instrumento domina al hombre, el hombre se convierte en un instrumento: un instrumento de mercado y a su vez en mercancía”.

“Sólo relaciones sinceras y lazos estables hacen crecer historias de vida buena”, aseguró.

El Papa se refirió al ejemplo de “hace siglos” de San Agustín, quien “captó el profundo deseo de nuestro corazón, aun sin conocer lo que tenemos hoy en el desarrollo tecnológico. También él pasó por una juventud tempestuosa; pero no se conformó, no silenció el clamor de su corazón”.

“Agustín buscaba, la verdad, la verdad que no defrauda, la belleza que no pasa. ¿Y cómo la encontró? ¿Cómo encontró una amistad sincera, un amor capaz de dar esperanza? Encontrando a quien ya lo estaba buscando, encontrando a Jesucristo”, dijo.

Luego el Santo Padre contestó en italiano a una pregunta sobre “cómo encontrar la valentía para escoger”.

“La decisión es un acto humano fundamental”, señaló, resaltando que “no se trata sólo de elegir algo, sino de optar por alguien. Cuando elegimos, en sentido profundo, decidimos qué queremos llegar a ser”.

El Papa señaló entonces que “la opción por excelencia, en efecto, es la decisión sobre nuestra vida: ¿qué tipo de hombre quieres ser?, ¿qué clase de mujer quieres ser?”.

“Se aprende a elegir a través de las pruebas de la vida, y en primer lugar recordando que hemos sido elegidos. Este recuerdo debe explorarse y educarse. Hemos recibido la vida gratis, sin elegirla. No somos fruto de nuestra decisión, sino de un amor que nos ha querido”.

León destacó que “para ser libres, es necesario partir de un fundamento estable, de la roca que sostiene nuestros pasos. Esta roca es un amor que nos precede, nos sorprende y nos supera infinitamente: el amor de Dios. Por eso, ante Él la decisión es un juicio que no nos quita ningún bien, sino que siempre nos lleva a lo mejor”.

El don de uno mismo “nos hace auténticamente felices”

Citando el mensaje que dirigió San Juan Pablo II hace 25 años en Tor Vergata, con ocasión de la vigilia de oración en la XV Jornada Mundial de la Juventud, el Papa aseguró a los jóvenes que “es a Jesús a quien buscáis cuando soñáis la felicidad”.

León XIV continuó: “El miedo deja entonces espacio a la esperanza, porque estamos seguros de que Dios lleva a término lo que comienza”.

“‘Tú eres mi vida, Señor’, es lo que un sacerdote o una consagrada pronuncian llenos de alegría y de libertad. ‘Tú eres mi vida, Señor’. ‘Te recibo como mi esposa y como mi esposo’ es la frase que transforma el amor del hombre y de la mujer en un signo eficaz del amor de Dios en el matrimonio. He aquí elecciones radicales y llenas de significado”.

El Papa subrayó que “el matrimonio, el orden sagrado y la consagración religiosa, expresan el don de uno mismo, libre y liberador, que nos hace auténticamente felices. Allí encontramos la felicidad, cuando aprendemos a donarnos a nosotros mismos, donar la vida por los demás”.

La oración del Papa por dos peregrinas fallecidas durante el Jubileo de los Jóvenes

En sus palabras, León recordó también a dos jóvenes peregrinas fallecidas durante el Jubileo de los Jóvenes. “María, de 20 años, española. Y Pascale, de 18, egipcia. Ambas decidieron venir a Roma para el Jubileo de los Jóvenes y la muerte las ha alcanzado en estos días”.

“Recemos juntos por ellas”, pidió el Papa. “Recemos también por sus familias, por sus amigos, por sus comunidades, que Jesús resucitado las reciba en la paz y la alegría de Su Reino”.

“Y también quisiera pedir sus oraciones por otro amigo, un joven español, Ignacio Gonzálvez, que ha sido ingresado en el Hospital Bambino Gesú. Recemos por él, por su salud”, añadió.

“Estudien, trabajen y amen siguiendo el ejemplo de Jesús”

Consultado sobre cómo encontrar a Jesús Resucitado en la vida de cada uno, en su tercera respuesta, en inglés, el Papa resaltó que “Jesús es el amigo que siempre nos acompaña en la formación de nuestra conciencia. Si realmente quieren encontrar al Señor resucitado, escuchen Su Palabra, que es el Evangelio de la salvación”.

“Reflexionen sobre su forma de vivir y busquen la justicia para construir un mundo más humano. Sirvan a los pobres y den testimonio así del bien que siempre nos gustaría recibir de nuestros vecinos. Adoren a Cristo en el Santísimo Sacramento, fuente de vida eterna”.

“Estudien, trabajen y amen siguiendo el ejemplo de Jesús, el buen Maestro que siempre camina a nuestro lado”, añadió.

“Al Papa Benedicto XVI le gustaba decir que quienes creen nunca están solos. En otras palabras, encontramos a Cristo en la Iglesia, es decir, en la comunión de quienes lo buscan sinceramente”, dijo.

“El Señor mismo nos reúne para formar una comunidad, no solamente cualquier comunidad, sino una comunidad de creyentes que se apoyan mutuamente. ¡Cuánto necesita el mundo misioneros del Evangelio que sean testigos de justicia y paz! ¡Cuánto necesita el futuro hombres y mujeres que sean testigos de esperanza!”.

“Gracias, Jesús, por llamarme”

Hacia el final de sus palabras, León XIV recordó nuevamente a San Agustín, esta vez en un fragmento de sus Confesiones: “Tú mismo lo mueves a ello, haciendo que se deleite en alabarte, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti. […] Que yo, Señor, te busque invocándote y te invoque creyendo en ti”.

“Siguiendo esas palabras de Agustín, y en respuesta a sus preguntas, me gustaría invitar a cada uno de ustedes, queridos jóvenes, a decirle al Señor: ‘Gracias, Jesús, por llamarme. Mi deseo es seguir siendo uno de tus amigos, para que, abrazándote, yo también pueda ser un compañero de todos los que encuentre en el camino. Concédeme, Señor, que aquellos que me encuentren puedan encontrarte a ti, incluso a través de mis limitaciones y debilidades’”.

“Al rezar con estas palabras, nuestro diálogo continuará cada vez que miremos al Señor crucificado, porque nuestros corazones estarán unidos en Él”, aseguró.

“Por último, mi oración por ustedes es que perseveren en la fe, con gozo y valentía. Y podemos decirle gracias Jesús por amarnos. Gracias Jesús por habernos amado. Gracias Jesús por habernos llamado. Quédate con nosotros, Señor”, concluyó.

Tras las palabras del Santo Padre, ya caída la noche en Tor Vergata, la multitud participó reverentemente en la adoración eucarística presidida por el Papa. Al finalizar, el Santo Padre bendijo a los jóvenes con el Santísimo Sacramento.

Tras el canto del Magnificat, el Santo Padre desde el altar expresó su agradecimiento tanto al coro que acompañó la vigilia como a “todos ustedes”, siendo interrumpido por la multitud emocionada que coreaba, en italiano, “Papa Leone!”.

“Descansen un poco”, les animó el Papa a los jóvenes, muchos de los cuales pasarán la noche en Tor Vergata para participar en la Santa Misa que presidirá el Santo Padre en la mañana del domingo 3 de agosto, y con la que concluirá oficialmente el Jubileo de los Jóvenes.