Si bien la variante Ómicron del coronavirus no está alterando la economía de Estados Unidos como lo hizo el virus al comienzo de la pandemia, ha causado estragos en la capacidad de millones de estadounidenses para trabajar y pagar sus facturas.
Casi 9 millones de personas dijeron que no estaban trabajando porque tenían síntomas de coronavirus o estaban cuidando a alguien que los tenía, según la Encuesta de Pulso de Hogares de la Oficina del Censo de Estados Unidos, más reciente, realizada entre el 29 de diciembre y el 10 de enero.
Ese es el número más alto desde que el Censo comenzó a recopilar datos en la primavera de 2020, aunque es posible que las cifras no sean precisamente comparables debido a cambios en el cuestionario Pulse.
La proporción de adultos que dijeron que no estaban trabajando por razones relacionadas con el virus casi se triplicó al 3,5% desde la encuesta de principios de diciembre, según un análisis de Goldman Sachs.
La variante Ómicron comenzó su aumento en los Estados Unidos en diciembre, y la cantidad de casos se disparó durante las dos primeras semanas del nuevo año, en gran parte correspondiente a la última encuesta del Censo. Aunque algunos estados todavía experimentan un recuento elevado de casos, el número a nivel nacional ahora ha bajado aproximadamente un 40% desde el pico.
Entre los que se reportaron enfermos el mes pasado se encontraban empleados esenciales, incluidos los que trabajan en el cuidado de infantes. Eso causó grandes problemas para muchos padres.
