Mensaje del secretario de la Defensa Nacional; Luis Cresencio Sandoval González, por el 112 Aniversario de la Revolución Mexicana

Gobierno

Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de México y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.

Diputado Santiago Creel Miranda, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.

Senador Alejandro Armenta Mier, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores.

Ministro Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Secretarias, secretarios, compañeros de Gabinete de la República.

Invitados especiales.

Agregados de Defensa, militares, navales y aéreos acreditados en nuestro país.

Asociaciones de charros de diversos estados de la República.

Mujeres y hombres condecorados y ascendidos del Ejército, Fuerza Aérea, Armada y Guardia Nacional.

Compañeros de armas.

Apreciables familias que hoy nos acompañan.

Representantes de los medios de comunicación.

A todos, muy buenos días.

En el marco del 112 aniversario del inicio de la Revolución mexicana y en esta histórica Plaza de la Constitución, testigo de los acontecimientos más trascendentales de la historia de nuestro país, celebramos el nacionalismo, patriotismo e identidad nacional con el desfile cívico-militar conmemorativo al primer movimiento social del siglo XX.

La Revolución mexicana tuvo su origen en las aspiraciones de igualdad y justicia social que hoy todos los mexicanos vemos como un patrimonio común que nos impulsan a continuar superando los problemas, vencer los obstáculos y las limitaciones para mantener el legado de nuestros grandes héroes, sabedores de que sus ideales viven y son susceptibles de perfeccionarse y alcanzarse.

Por ello, esta histórica celebración constituye un momento oportuno para recordar y honrar el idealismo heroico de Francisco I. Madero, el sentido humanista de Felipe Ángeles, el ímpetu social de Emiliano Zapata y Francisco Villa, la invencible voluntad de Venustiano Carranza y la audacia y ecuanimidad de Ricardo Flores Magón. Estos y otros grandes héroes representan el basamento para la construcción del México que hoy vivimos.

En este contexto, con el propósito de restablecer el orden constitucional surge el Plan de Guadalupe, promulgado por don Venustiano Carranza en 1913 y con el respaldo del Congreso de Coahuila, documento en el que se estableció el origen, creación y conformación de una fuerza armada organizada para mantener los derechos individuales, fomentar la paz y el progreso de la sociedad.

Esta fuerza armada que se formó a partir de la base popular, se enfrentó y derrotó a las tropas huertistas, logrando su rendición el 13 de agosto de 1914 con la firma de los Tratados de Teoloyucan. Mediante este acuerdo, se dispuso la disolución del Ejército federal, consolidándose de esta manera el Ejército Constitucionalista como única fuerza nacional al mando de don Venustiano Carranza, origen de las actuales Fuerzas Armadas.

La Revolución de 1910 modificó la vida democrática del país y constituyó un hito en la evolución institucional de las fuerzas de tierra, mar y aire. Instituciones con más de 100 años de probada lealtad al pueblo de México, cuya organización y conformación se ha forjado a partir de mujeres y hombres comprometidos con el honor y la vocación de servicio a la patria, con inquebrantable institucionalidad, convencido de mantener la cercanía y confianza de la ciudadanía.

Lo anterior ha sido posible mediante la actualización y evolución militar y académica de sus integrantes a través de la educación y el adiestramiento, con eje axiológico como complemento sustancial para inculcar valores y virtudes como guías de conducta en todos los actos del servicio, generando, de esta manera, unidad de doctrina, conciencia social, amor a la patria y valores institucionales.

Parte importante de la profesionalización castrense es el Heroico Colegio Militar, institución educativa de mayor tradición para las Fuerzas Armadas, y que desde el 11 de octubre de 1823 ha formado a militares profesionales con honor, valor, lealtad, patriotismo y abnegación, y que el próximo año cumplirá dos siglos de ser el yunque forjador de mujeres y hombres leales e institucionales, quienes están destinados a dirigir y administrar los organismos del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, y hoy en día de la Guardia Nacional.

Diversos episodios nos recuerdan la gallardía y heroísmo de los cadetes de este glorioso plantel militar. Hombres valerosos que ya en 1847 habían dado muestra ejemplar de su amor a la patria ante una invasión extranjera, y después, en el momento histórico de la Revolución mexicana, nuevamente refrendaron su lealtad institucional al escoltar y proteger al presidente Venustiano Carranza durante su camino a Veracruz, con el firme propósito de mantener el orden constitucional a costa de su vida realizando la última carga al sable de caballería, el 9 de mayo de 1920 en Apizaco, Tlaxcala contra las fuerzas obregonistas.

En este contexto, es importante destacar la visión del presidente Carranza que inmortalizaría con su frase: ‘Hay que fabricar nuestras propias armas y municiones si no queremos que nuestros asuntos internos los decidan aquellos que nos las proporcionan’. Contribuyó a sentar las bases para la creación y desarrollo de la industria militar, con la cual se buscó que nuestras Fuerzas Armadas adquirieran la capacidad de ser autosuficientes en los requerimientos de armas, municiones, vestuario y equipo diverso.

Lo anterior también ha permitido desarrollar eficiencia en la actuación de las Fuerzas Armadas en el cumplimiento de sus misiones generales de defensa nacional, seguridad interior, acciones cívicas y obras sociales que tienden al progreso del país y el auxilio a la población civil en caso de desastres o necesidades públicas, situación que se aprecia con las acciones y actividades que realizan las tropas día a día a lo largo y ancho del territorio nacional.

Este constante mejoramiento se ha podido consolidar gracias a la disciplina, dedicación y empeño, sacrificio, vocación y sentido de pertenencia de las mujeres y hombres que integran las Fuerzas Armadas que se reconoce año con año en el marco de esta efeméride nacional de suma relevancia.

Por lo anterior y de conformidad al reglamento de la Ley de Ascensos y Recompensas del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, el cual establece que el día 20 de noviembre de cada año se otorguen los ascensos correspondientes a la promoción superior, promoción general, condecoraciones de perseverancia y al mérito deportivo, esta fecha se concedieron los ascensos y recompensas siguientes:

En la promoción superior por acuerdo del ciudadano presidente de la República y con la ratificación del Senado ascienden al grado inmediato superior 39 generales, 76 coroneles y 187 tenientes coroneles.

En la promoción general por haber obtenido los primeros lugares en exámenes de oposición, ascienden 400 mayores y tres mil 451 oficiales.

Por su parte, recibieron condecoraciones de perseverancia por los años de servicio ininterrumpidos a la nación y al mérito deportivo un total de 94 generales, 895 jefes, dos mil 362 oficiales y ocho mil 66 de tropa.

A los condecorados y ascendidos aquí presentes, a los desplegados en todo el territorio nacional y a los que desempeñan diversas comisiones en el extranjero, les expreso mi más sincera felicitación por su compromiso con la institución, empeño en el cumplimiento de sus tareas y su total servicio a México.

Es justo reiterar que detrás de estos logros siempre se encuentra el apoyo incondicional de esposas, esposos, hijos, padres y hermanos, fuente de inspiración y principal motor para concretar cada objetivo planteado a quienes también les expresamos nuestro reconocimiento por su disposición, entrega y apoyo hacia a las mujeres y hombres que hoy son distinguidos.

Amable auditorio:

En este día de trascendental importancia para nuestro país, las Fuerzas Armadas de todos los mexicanos, reiteramos nuestro compromiso institucional de contribuir con todas nuestras capacidades, organización, disciplina y voluntad para la seguridad, desarrollo y bienestar del pueblo de México, nos guía el amor a la patria y la convicción de trabajar por nuestro país.

Como miembros de las Fuerzas Armadas, la patria es conciencia, deber y vocación.

Para los soldados y marinos, el interés nacional está y siempre estará por encima de cualquier otro, y de manera institucional continuaremos cumpliendo las misiones y tareas encomendadas. Nuestra lealtad es inquebrantable y el amor que profesamos a la patria es genuino.

Que nuestra actuación se ajusta permanentemente al orden jurídico que dicta y emana del Poder Legislativo, órgano constitucional que ostenta la representación del pueblo de México.

Señor presidente:

Quienes integramos las Fuerzas Armadas agradecemos su respaldo, confianza y determinación que nos ha permitido seguir cumpliendo a la patria de día y de noche a lo largo y ancho del territorio nacional, en coordinación y cooperación con autoridades de los tres órdenes de gobierno y hombro a hombro con la ciudadanía.

Con la misma determinación, perseverancia y compromiso que demostraron los héroes de la Revolución mexicana, y los hoy condecorados y ascendidos le refrendamos nuestra lealtad institucional y compromiso de seguir desempeñándonos con disciplina y honor. Continuaremos cumpliendo con pasión y vocación de servicio las tareas asignadas, honrando el legado de las mujeres y hombres que forjaron esta gran nación.

Muchas gracias.

 

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