Manuel Espino dice a Wornat que alertó a Calderón de nexos de García Luna con los criminales

Gobierno

El exlíder del Partido Acción Nacional (PAN) confirmó hoy un episodio que cuenta a Wornat en Felipe, el oscuro, que habla de un presunto problema de alcoholismo del expresidente de México.

Manuel Espino, expresidente del Partido Acción Nacional (PAN), confirmó esta mañana un episodio bochornoso de Felipe Calderón Hinojosa relacionado con presuntos problemas de alcoholismo que viene en el libro Felipe, el oscuro (Planeta) de Olga Wornat, y que antes había contado a Julio Scherer García en Calderón de cuerpo entero (Grijalbo).

«Así fue», dijo Espino en su cuenta de Twitter.

El libro de Wornat incluye una entrevista con él, en la que se habla de otro tema: los presuntos nexos de Genaro García Luna con el crimen organizado.

Allí dice que él también (como otros muchos) alertó al expresidente de su Secretario de Seguridad Pública federal.

«Vi a Espino otras veces. Una tarde me contó que habían asesinado a un sobrino suyo y que el Ejército hostigaba a su familia en Juárez.

En esos momentos, a mí también me amenazaban y me sentí inquieta. Me dijo que querían silenciarlo. Le pregunté por qué acompañó a Calderón tanto tiempo», escribe Olga Wornat.

«-Confiaba en Felipe, creí que las cosas iban a cambiar. Nunca estuve de acuerdo con la guerra que inició, es una locura y tuve razón.

Le tenía afecto, pero traicionó a mucha gente, traicionó a México», le respondió.

-¿Y Genaro García Luna? ¿Por qué cree que lo tiene a su lado a pesar de tantas denuncias de corrupción, de crímenes y de relaciones con el narco? -le pregunta Wornat.

-Le dije a Felipe que lo quitara, que lo perjudicaba, y no le gustó. Le dije que tenía relaciones con el narco. No me escuchó, no quiso.

Lo confirmó en su cargo, hay que preguntarle a él.

En el libro también se cuenta un episodio de supuesto alcoholismo de Felipe Calderón que involucra a Espino. El libro habla en varias ocaciones de esa supuesta enfermedad del expresidente incluso cuando estuvo al frente de la Nación.

«Manuel Espino me recibe en sus oficinas de la colonia del Valle. Nos vimos varias veces a finales de 2010 y durante todo 2011. Una de esas veces me relató cómo fue la ruptura con Felipe, los problemas que tenían durante la campaña por los altibajos psicológicos del candidato, que ‘pasaba de la euforia a la depresión en minutos’, y cómo eso afectaba al equipo de campaña y, después, al equipo de Gobierno.

Me contó de sus problemas con el alcohol y su carácter explosivo. Esta es una de las conversaciones:

«-Hubo un momento en que estábamos 10 puntos por debajo de Andrés Manuel [López Obrador]. Felipe estaba deprimido y más irritable que nunca.

Se juntó con las denuncias de Andrés Manuel por Hildebrando. Tuvimos una reunión con [Antonio] Toño Solá y Juan Camilo, y salió la idea de hacer unos spots con Felipe.

Le decíamos que tenía que contar la verdadera relación con su padre. Que eso lo iba a humanizar y la gente iba a sentir empatía.

«-Marketing emocional, le dicen. -Al principio le gustó la propuesta, estaba entusiasmado, pero cuando quisimos ponerla en marcha, dijo que no iba a hablar de su papá.

Yo sabía, porque lo conozco bien y por esa vez que empezó a gritarme en La Barraca Urraca, que no iba a decir nada, porque ese es su problema.

Cuando me entero que le hicieron un homenaje al padre en Morelia y me cuentan que Felipe habló y lloró…, ¡híjole! Pensé lo peor.

Este hombre no está nada bien o es un farsante.

«Manuel Espino habla sin pausas y traza un cuadro psicológico de Felipe Calderón.

-Es inseguro, colérico, explosivo, insulta a todos, te acusa sin pruebas. Si le das consejos, desconfía. Por eso me alejé, porque no estaba dispuesto a aceptar sus madreadas.

Toma alcohol y se pone peor, tiene un grave problema con eso. Yo viví varios episodios desagradables. En 2001, reunimos a 206 diputados panistas en un hotel de Querétaro, el Jurica.

Hubo una cena de bienvenida y todo estaba bien, la reunión era importante. Me fui a dormir temprano, y a las dos de la madrugada me llaman por teléfono.

Era el senador Zapata y me pide que baje, porque Felipe estaba borracho peleándose a los gritos con un mesero, quería más bebidas, y el gerente estaba muy molesto.

‘No insulte a los meseros’, le decía el gerente. Pedimos disculpas al hotel y arrastramos a Felipe a la habitación. No podía pararse y le tuvimos que sacar los pantalones y acostarlo.

Al otro día, cuando desayunamos, estaba de lo más tranquilo. Nada había pasado…

«-¿Le comentó algo?

«-Le dije que tenía que pedir disculpas. ‘Felipe, cometiste un grave error’. Y se puso como un chavo. ‘¿Qué hago?’, me preguntó, como si yo fuera el padre.

‘Te vas y les pides disculpas a todos’. Me abrazó y me pidió ayuda. ‘Manuel, cuando me veas así, sácame del lugar, dime que le pare, cabrón’.

Le dije que sí, como un pendejo. Duró dos meses bien y un día otra vez comenzó. Cuando le dije que no tomara más, me miró furioso y dijo: ‘¿Qué haces? ¿Me estás jodiendo?’.

Me levanté y me fui. No tengo vocación para sacar borrachos de las cantinas. Nuestra amistad se fue debilitando. No sabe de qué se trata la ‘cultura del perdón’, no puede con eso.

En este sexenio se han hecho cosas que no pensamos y no predicamos. Me arrepiento mucho de las miles de pendejadas que hice por él. Fui cómplice en muchos ilícitos, pero él nos mintió y nos traicionó a todos.

«-¿Muchos ilícitos? -pregunto, asombrada.

«Esa era la única vez en mi vida profesional que un dirigente político me confesaba que había cometido ‘ilícitos’, sobre todo, alguien con la experiencia de Manuel Espino.

Y que además dijera que se arrepentía».

 

Gracias Grupo Multimedios.

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