La Mtra. Yunuen Díaz presentó su exposición “Barro y Arroz” en el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro (MACQ), la cual fue trabajada en el espacio de “La Tallera”, nombrado de esta manera debido a que Doña Angélica, tenía la intención de darle un sentido más femenino al sitio, además de brindarle mayor vitalidad y acentuar su sentido comunitario.
La creativa hizo saber que el resultado final dado a conocer ayer en el MACQ, emanó de un proceso de investigación llevado a cabo por más de un año. Toda vez que, trabajó con arroceros y alfareras del estado de Morelos. Cabe señalar que las artesanas que intervinieron en esta labor, son originarias de San Sebastián Cuentepec, región nahuablante.
El corazón de esta muestra es la cocina como un conjunto de saberes, afectos y cuidado; destacó la artista, quien continuó su intervención, haciendo notar que, la cocina es una de las tecnologías más antiguas que tenemos; y, en el libro “Lo crudo y lo cocido”, se relata cómo la civilización cambia cuando aprende a cocinar sus elementos, así la cocina marca un espacio del progreso, además de ser un espacio femenino. Sin embargo, la política neoliberal refería que la mujer moderna no cocinaba, consumía alimentos enlatados; y, relegaron conocimientos habidos dentro de la cocina.
En Estados Unidos hay un movimiento muy fuerte de estudios feministas sobre la cocina, aunado a lo anterior, la maestra Díez se dijo sumamente interesa en retomar aspectos de mujeres que contaron con la fortuna de tener abuelas que cocinaban; y, veían cómo la cocina es un lugar de conocimientos, memoria y poder, puesto que, quien cocina tiene gran influencia en la familia.
Yunuen trajo a la memoria que, en una ocasión fue a comprar arroz “Morelos”, pero en el empaque vio que el producto era de Estados Unidos, por tal razón, lo llamó “arroz fake”. Entonces, la pregunta es ¿Dónde está el arroz de Morelos? Por tal razón, Yunuen consideró necesario puntualizar que el estómago social consiste decidir qué como y cómo cocino, pero también hay políticas que resuelven cuáles productos llegarán a nuestra mesa, cuáles son accesibles o no. La autora indagó sobre el arroz y la historia de Morelos, encontró que se encontraba ligada a la emancipación, había muchas haciendas que fueron abandonadas por los hacendados, entonces, los campesinos se adueñaron del arroz y sigue trabajándose de forma muy artesanal en la mayoría de los municipios, es un emblema de soberanía alimentaria.
Para concluir su intervención, la también crítica de arte, se refirió a la alimentación como una forma de relacionarnos con el territorio cuando podemos tener acceso a la comida cultivada, se trata algo similar a un pedacito de paisaje. Y destacó a la cocina como un espacio de tecnología femenina, saberes y afectos.