Laura García Arroyo, impartió la conferencia magistral «Las mil y una maneras de leer. Los lectoespectadores del Siglo XXI» en el Centro Educativo y Cultural de Estado de Querétaro «Manuel Gómez Morín», dentro del programa de la Feria Internacional del Libro y Medios Audiovisuales de Querétaro (FILMAQ).
El texto y la historia tienen que prevalecer, se debe leer lo que forje una opinión y construya a partir de las cosas que pensamos, el ser humano se distingue entre otros aspectos, por el pensamiento y dejar escrito nuestro pensamiento, si no hubiera escritos, deberíamos experimentar todo cada vez, el de boca a boca resulta insuficiente. Gracias a lo escrito podemos avanzar.
La lectura puede realizarse con titulares, tuits, títulos de la televisión, etc., pero no forja pensamiento, no deja más que datos y palabras; por el contrario, la literatura trata de cuestionar, compartir y difundir para dar lugar a un debate que construya ideas.
Sin el intercambio de ideas y la interacción con personas diferentes, será lo mismo, nadie planteará otro matiz o punto de vista. Hay que celebrar lo diferente y diverso que nos permite evolucionar como sociedad.
Leer implica hacerlo en voz alta, Así podemos darnos cuenta si la persona entiende lo leído, ubica las pausas, entona y estructura, incluso, resulta factible percatarnos si no da importancia a la lectura.
Para niños son útiles los libros álbum, siempre y cuando aún no sepan leer, ya que a partir de imágenes van construyendo la historia, porque en primera instancia retienen y luego cuentan. Pero si no se relata las veces necesarias para que el menor comprenda la historia, faltará información para que pueda armarla, pero a medida que su personalidad vaya cambiando, modificará su forma de contar la historia. Al inicio describirá lo básico, luego añadirá diálogos. Cuando un niño tenga problemas, su narrativa lo exhibirá y generará pendiente, si le preguntas a un niño qué sucede, dirá que nada y nadie le origina daño, contestará de esta manera por miedo, vergüenza, etc., pero sus palabras en lo cotidiano pueden darlo a conocer, ya que suelen exhibir personajes que pelean en la historia siendo que no los había, también aparecen monstruos de la nada, hay otras maneras, seguramente un psicólogo lo podrá decir mejor que ella, señaló Laura.
Lo importante es educar a narradores. Puesto que si al discutir, empezamos a pelar, ser agresivos y amenazar; incluso, llegamos a decimos ya se acabó y no hay solución ni conciliación, damos a notar que no sabemos usar las palabras para expresar lo que hacemos y comunicar a los demás.
Necesitamos narradores que sepan hablar y construir ideas que no terminen en guerra, podemos empezar con la narración de cuentos, porque cada infante se convierte en un narrador al contar un cuento, la historia cobra vida.
La literatura tiene un papel educativo esencial, es un acto de resistencia dentro de una vida tan acelerada donde predomina lo inmediato y tener la capacidad de hacer 5 cosas al mismo tiempo, precisó Laura, quien hizo notar la relevancia de detenerse en soledad y decir aquí me planto yo. Esta situación es un acto de resistencia para enfrentar a la vorágine del impacto visual o acústico, reiteró.
Para concluir su intervención, Laura García, destacó que se debe observar, participar y sentir privilegio; si la literatura también es compartir, compartamos lo que nos pasa con al leer.
