Humberto Ibarra, mimo, quien en el marco de los 30 años del Centro Nacional de las Artes (CENART), participará en el tributo al arte del mimo con “El legado del maestro Frederik Vanmelle”, trajo a la memoria que; Frederik, era de inicio un artista plástico, pero su necesidad de expresar rebasó los lienzos y el papel, motivo por el cual, dio lugar a un teatro muy plástico: «Teatro Sin Palabras», dentro del cual, no utilizar palabras originaba un mundo de posibilidades.
Los elementos técnicos para el Mtro. Ibarra, constituyen la utilización de todo lo que el actor-mimo tiene a su alrededor, en este punto, remarcó la trascendencia del vestuario que prolonga el movimiento del cuerpo, los efectos especiales, la iluminación; y, sobre todo “no moverse por moverse”, hecho que consiste en analizar, tanto los movimientos como la naturaleza.
El Mtro. Frederik no trabajaba precisamente con actores, hizo notar Humberto Ibarra, quien continuó su relato haciendo notar que para él, esta forma no resultó positiva con la posterior ausencia de Ferderik. Cabe señalar que, cuando Ibarra ingresó, era el único que había tomado clases de mimo, por otra parte, dos compañeros eran bailarines de Jazz. El motivo por el cual, Frederik tomaba este tipo de decisiones, radicaba en que gustaba empezar desde cero, aunque había integrantes con escuela, incluso, algunos de ellos tomarán parte en el conversatorio referido al inicio. Bajo esta tesitura, Humberto Ibarra, puntualizó que para él resulta importante contar un entrenamiento, hay que tener escuela y disciplina, aunque con Frederik involucraban su versión de Decroux. Bajo esta tesitura, Ibarra destacó haber estudiado mas técnicas con otros catedráticos para enriquecer el legado de su maestro Frederik Vanmelle, quien siempre acentuó la relevancia de estimular la imaginación.
El mimo esta desapareciendo, principalmente porque no hay una escuela, cualquiera con cara blanca se cree mimo, tampoco es conocido el concepto de teatro físico, ni son criterios ubicados dentro del mapa de las instituciones; de igual modo, hay becas para todo, menos para mimo, hizo resaltar Humberto Ibarra, quien considera que cualquiera da clases de mimo sin saber lo que es; el mimo consiste en todo menos en un
lenguaje de señas, manitas y caritas. Aunado a lo anterior, refiere que el publico concibe la idea de que hacer mimo es tener cara blanca y portar guantes, mientras tanto, los mimos siguen en terapia intensiva, a punto de
morir, se tornan invisibles de igual manera que su tipo de arte realizado. Es requisito indispensable contar con apoyos y abrir espacios, tal como lo está haciendo el CENART, recinto que se acerca a las tres décadas de vida, mismo número de años acumulados por Ibarra, buscando tener este espacio, pero gracias a la presente administración ha sido posible, lamentablemente no hay recursos económicos; y, el mimo necesita una
temporada actual, también deben contar con una escuela y compañía nacional como sucede con la danza.
Para Humberto Ibarra; Frederik Vanmelle, era un artista creativo sin límites, no propiamente un investigador. Su aporte fue total; toda vez que, el quehacer artístico desarrollado por el maestro, no tenía parecido a cualquier otra manifestación del arte en México. El empleo de la iluminación y efectos especiales era una sorpresa para todos, al igual que la música en vivo creada por la Mtra. Lucía Álvarez, utilizada dentro de «Ángeles en el desierto», así como la puesta en escena de 1985; «En trapos atrapados», con música del Mtro. Philip Glass, quizá el primer trabajo escénico en México con música del maestro.
El Mtro. Frederik, decía la frase «mi técnica es no tener técnica», la cual, efectivamente confunde, puntualizó Ibarra, pero Vanmelle, realzaba que su trabajo era «orgánico y vivo”, idea complementaria
a la máxima referida previamente. Se trata de una técnica viva, en desarrollo permanente y nunca estática.
Para concluir su intervención; el Mtro. Humberto Ibarra, puntualizó cómo, quienes trabajan con bases, escuela y disciplina no se embrollan con lo anteriormente señalado, por el contrario, los demás no únicamente se revuelven, no les interesa.
