Elvira Sastre Sanz, escritora española, sostuvo una conversación con Laura García en el Teatro de la Ciudad, dentro de la cartelera del Hay Festival Querétaro.
La poeta gusta salir de su país y ver otras realidades, algunas de ellas le generan inquietud, las deportaciones son preocupantes para ella.
No obstante, todo le nutre como persona, las sensaciones se convierten en poemas y libros. Verdaderamente privilegia y hace crecer el vivir las realidades de una comunidad global. Resulta muy importante aprovechar si compartimos el lenguaje.
Elvira era perseguida por una historia, pero sin las ganas de entrar en ella de forma literaria, empezó otras historias e inventó otros mundos, puesto que parten de las experiencias pese a que sean ficción. Luego de año y medio, le dijo alguien cercano que ella podía hacerlo; y, Elvira eligió confiar. Resultó un ejercicio libre. Cuando finalmente acabó su más reciente obra, se sintió plenamente orgullosa de si misma, lo dice sin falsas humildades, sentía increíble haber sido capaz de hacerlo.
En este contexto, remarcó que su aprendizaje en la escritura continúa cada vez que lee, así es como más vive y tiene mayor libertad. También valora lo que puede incorporar, dado que, todas las voces son relevantes, independientemente de la edad que tenga la persona. Incluso, para Elvira es un regalo cuando recibe comentarios por parte de personas adultas mayores.
La artista trajo a la memoria que, en un borrador ubicó su nombre y pensó que podía cambiarlo si al terminar le causara susto. Pero fluyó adecuadamente su acercamiento a la escritura con mucha honestidad. Se ocupaba más para que los temas fueran entendibles. Haber hecho una conversión en algo tan personal, no debía dejar malos entendidos.
En Vulnerabilidades, personajes femeninos toman notoriedad, la hermana Paula, la abogada e Inés, la psicóloga, son mujeres con significativa presencia, hay personajes masculinos diluidos, aunque definidos.
Al respecto, la literata precisó que habitualmente se rodea por mujeres, y siempre le interesa saber de dónde vienen las cosas, reconoce la empatía. Y, sus personajes masculinos forman parte de un mapa sin estereotipar.
En otro punto, señaló que en España hay violaciones horribles en grupo, los abogados de agresores cuestionan el relato, resulta deleznable querer victimas perfectas. Y generalmente, niños violentados pueden terminar como violentadores. Derivado de lo anterior, destacó la importancia de creer en la educación. También acentuó la relevancia de denunciar porque el sistema así lo requiere. Bajo esta tesitura, hizo notar que el sistema desde el principio falla, porque responsabiliza a la víctima.
Por otra parte, comentó que con los cuidados se ha impuesto que sea una labor altruista. Si bien, origina un bienestar emocional y ayuda a sentirse mejor, en el libro aborda que al necesitarte hay una posición de poder, entonces prefieres hacer el bien y no eliges el mal, pero todo eso es parte de una escala de grises, agota pero es disfrutable.
Aunado a lo anterior, Elvira hizo resaltar cómo ir a terapia es un privilegio, no es tan rentable invertir en eso y cada vez es más caro en España. En cierto modo es un bucle, no se debe cargar problemas de otros, ella va al cine sola, le gusta en demasía la escritura, aunque no sustituye a la terapia; clarifica.