Juan Carlos Malagón, experto en panadería, quien desde el inicio de año se alista para la elaboración de diversos tipos de roscas de Reyes en su panadería, ubicada en el Barrio de Santa Ana, uno de los más tradicionales del estad de Querétaro.
Al respecto del proceso llevado a cabo para originar la tradicional Rosca de Reyes, dulce que se consume cada 6 de enero por la fiesta de la Epifanía del Señor, Carlos Malagón, hizo notar que ingredientes como mantequilla, naranja, harina, levadura, mejorante, leche y huevo, resultan fundamentales para la base de la rosca, una vez formada, hay que empezar a seccionarla y pesarla.
Depende del tamaño elegido: chica, mediana o grande, se utiliza el peso para el gourmet, ya sea, zarzamora con queso o nutela. Primeramente, deben estirar la masa; acto seguido, rellenan con dos segmentos de zarzamora y una de queso. En este punto, resulta de vital trascendencia colocar las figuras que representan al Niño Dios. En el caso de la rosca tradicional no se utiliza relleno.
La rosca se cierra y deja reposar de 20 a 30 minutos, colocan los bombones comúnmente llamados «conchita», reposan otros 30 minutos y entran al horno, este fase demora hasta 25 minutos. Una vez concluida la fase inmediata anterior, enfrían y colocan el arte, emplean nueces, chocolate, almendras, cerezas y zarzamoras.
Cabe hacer notar que, sobre este tema, el P. José de Jesús Aguilar Valdés, subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México, ubica el origen de la Rosca en Europa, continente en el cual, dentro de varias regiones, tanto el pastel como la tarta, constituyen elementos fundamentales de la tradición navideña, tal como acontece en Italia con el panettone. En Bélgica, España, Francia y otros países, se acostumbra otro tipo de presentación.
Aguilar Valdés, destacó que en Francia, durante el siglo XVI, se incorporó la costumbre de preparar un pastel en forma de octágono, dentro del cual, introducían una semilla o almendra, con el firme objetivo de que quien la encontrara, hiciera un compromiso y ofreciera una fiesta; paulatinamente, las personas decidían comérsela para evitar la responsabilidad adquirida. Tal situación derivó en hacer uso de un artículo que no sea comestible. A la postre, fueron escondidos anillos o figuras de porcelana del Niño Dios en el interior del pan.
En España, se dio forma de corona al pan, con el propósito de ofrecerla al Niño Dios, por tratarse del rey de Reyes. Hasta ahora, los ingredientes decorativos citados previamente por Juan Carlos Malagón, representan las joyas. Como se ilustra, la corona es oval, el motivo fue explicado por el sacerdote aludido reiteradamente, y se debe al significativo número de personas invitadas, porque anteriormente la rosca fue redonda, sin embargo, debió agrandarse, y también los hornos tuvieron que ampliarse y cambiar su forma.
Malagón puntualizó la relevancia de la imagen del Niño Dios dentro de la rosca, la clientela así lo exige. En este contexto, cabe recordar que, según refiere Aguilar, los misioneros que arribaron a México, integraron la rosca para el festejo del 6 de enero; y, la imagen del Niño Dios escondido adquirió un significado capaz de evocar a la Santísima Virgen María y San José ocultando al Niño Jesús, para impedir su muerte ante la masacre decretada por el rey Herodes.
El P. Aguilar, remarcó que, conforme a la tradición mexicana, quien halla al Niño Dios posee una generosidad de importante dimensión, razón por la cual, ofrecerá los tamales el Día de la Candelaria.
Para finalizar; Paula Malagón, panadera que mostró el para elaborar la Rosca de Reyes tradicional y rellena, destacó que ha encontrado un buen maestro en Juan Carlos Malagón, quien en un año le ha enseñado conocimientos necesarios para tomar parte en el quehacer ilustrado en esta publicación.