- Abre al público la exposición fotográfica “Campesinas y mujeres indígenas. La vida en el campo y pueblos originarios”, de Joseph Sorrentino
- La Colmena estrenará un pódcast y realizará sesiones de escucha en el Jardín Sonoro
En el marco del Día Internacional de las Mujeres, el viernes 8 de marzo de 2024 el Palacio de Cultura de Tlaxcala, sede de la Secretaría de Cultura federal, tendrá una jornada llena de actividades.
En el Jardín Sonoro se podrá escuchar el ciclo «La causa de las mujeres», conformado por una selección de programas que reconocen la labor de las mujeres en su lucha por los derechos humanos, a través de entrevistas a reconocidas exponentes de la música y literatura. Esta selección fue elaborada y compartida con La Colmena: Centro de Tecnologías Creativas Grace Quintanilla, Radio Educación. Las audiencias podrán escucharlas del 8 al 29 de marzo de 2024 en el espacio conocido como el Caracol.
El Jardín Sonoro es un proyecto de Audiorama que busca funcionar como un espacio expositivo y colaborativo. Su objetivo principal es promover la escucha activa, la contemplación y la reflexión sobre la cultura sonora de Tlaxcala y su diversidad.
Por otro lado, el 8 de marzo se estrenará el primer episodio del pódcast «Mujeres de la tierra», un programa que parte del laboratorio «Diálogos y saberes situados», el cuál busca ser un espacio dedicado a abordar el papel de las mujeres en el ámbito agro-cultural y su papel dentro de los saberes agroalimentarios a través de entrevistas a destacadas promotoras, agricultoras y gestoras con gran trayectoria. Este episodio saldrá por CCD Radio a través de la plataforma de Soundcloud.
Y a las 18:00 horas, abre al público en el Palacio de Cultura de Tlaxcala la exposición fotográfica “Campesinas y mujeres indígenas. La vida en el campo y pueblos originarios”, del fotógrafo italoamericano Joseph Sorrentino.
La muestra permanecerá hasta el 1 de abril, ofreciendo un vistazo íntimo y revelador al trabajo y vida diaria de las mujeres campesinas indígenas de México.
En entrevista, Sorrentino comenta que, a través de su lente, captura la esencia y el espíritu de estas mujeres que no solo sostienen la economía rural con su labor diaria, sino que también preservan y transmiten la riqueza cultural de sus comunidades.
«La primera vez que fui al campo fue en enero de 2003 y fui a la Sierra Juárez en Oaxaca. Es un área de café. Aprendí que muchos hombres de los pueblos de aquel lugar trabajaron en los Estados Unidos y se quedaron allá por años, algunos permanentemente (era más y más difícil cruzar la frontera). Por eso, más mujeres trabajaron en sus tierras, cortando café. Si una mujer tenía un bebé, ella lo puso en su espalda y trabajó.
“También, aprendí que muchas veces, a pesar de que las mujeres trabajan al lado de su esposo o pareja, mucha gente dice que las mujeres ‘apoyan’ en el campo. La verdad es que ellas trabajan en el campo, después de que ellas preparan comida para la familia, después de que ellas cuidan sus hijos”, comparte.
Vivir con la gente de las comunidades que ha visitado, compartir su cotidianidad y entender sus desafíos le ha permitido plasmar una auténtica representación de sus vidas. «Me quedo en los pueblos, duermo en las casas de las familias y como con ellos. Eso genera una confianza que se refleja en la autenticidad de mis fotografías».
Uno de los momentos que más impactó a Sorrentino fue el tiempo compartido con Serafina, una madre soltera que trabaja incansablemente para sostener a sus hijas. “Ella tenía su terreno como a 30 minutos de su casa en Santiago Yancuitlalpan, Puebla. Serafina cocinó algo para el desayuno (y me dio comida, también), caminamos a su terreno, donde ella trabajó por seis horas—era un domingo y ella trabajó medio día—. Cortó hierba, corto un poco de café y al final, leña. Ató la leña con cuerda. Intenté llevar la leña y no pude, pesó alrededor de 30 kilos, pero ella la llevó en su espalda y caminó. Durante la caminata a su casa, Serafina se detuvo para arreglar el cabello de una de sus hijas. Serafina no gritó, no estaba enojada, solamente arregló el cabello con 30 kilos de leña en su espalda, lo que vendió por 20 pesos en su pueblo. Para mi, esta foto, la que está en la exposición, muestra el amor de una madre», cuenta Sorrentino.
La exposición no solo busca compartir historias de vida, sino también provocar una reflexión profunda sobre el papel de las mujeres en el ámbito rural y su reconocimiento social, dice el fotógrafo.
“Espero que las personas que van a la exposición aprendan que las campesinas tienen dos trabajos —el trabajo en el campo y el trabajo en la casa cuidando a la familia—. Una vez dije a una mujer que ella trabaja 12 horas por día y ella dijo, ‘No. Trabajo 20 horas por día’. Me gustaría que la gente se de cuenta que las mujeres trabajan en el campo, no simplemente apoyan», expresa Sorrentino.
La obra de Sorrentino, expuesta tanto en México como en Estados Unidos, ha servido para documentar y poner en relieve las vidas de comunidades menos visibles. De acuerdo con el artista, a través de sus fotografías, busca provocar un cambio en la percepción y conciencia sobre la vida de estas mujeres, mostrando su fuerza, dignidad y el amor incondicional que tienen por su trabajo y familia.
Además de sus exposiciones, el trabajo de Joseph Sorrentino ha recibido reconocimientos por su labor periodística y fotográfica, como la subvención del Leonard C. Goodman Institute for Investigative Reporting en 2015 y premios de la Asociación de Prensa de Nuevo México y Editores de Medios de la Associated Press en 2014.