Por Guillermo Eduardo Ponce Córdova, maestro en Sexología Clínica.
En el mes de la lucha contra el VIH, es importante revisar y reflexionar algunos aspectos esenciales que a todos nos corresponden en la discusión del tema. Principalmente los factores de educación y salud sexual que conlleva la prevalencia del virus en la sociedad. Hoy más que nunca, hay diversas alternativas para la prevención y tratamiento a personas que viven con VIH, aunque aún no existe una cura, se puede vivir de manera plena y saludable. Sin embargo, uno de los principales factores que cuidar es la información y conductas que previenen la transmisión de este.
Los expertos concuerdan que el condón sigue siendo la medida de prevención más efectiva en la lucha contra el VIH. Sin embargo, las conductas previas a colocarse el condón pueden llevar al usuario a reducir la eficacia de este mismo, el contacto directo piel con piel en órganos sexuales previo a la penetración pueden ser vías de acceso, no solo para el VIH, sino otro tipo de infecciones. (Bolaños Gutiérrez, Maza Jiménez, & Suárez Lugo, 2018)
Es así como los principales retos que enfrenta el Sistema de Salud Publica en México para incentivar el uso del condón, son las barreras de acceso al mismo. Desde una perspectiva de género, el condón masculino (exterior) lleva una serie de mitos que las personas van interiorizando para justificar las prácticas de riesgo. Creer que el condón reduce la sensibilidad, que fomenta el adulterio, limita la experiencia de las relaciones coitales, entre otras, son reforzadores de estas barreras.
Cuestiones como la educación de las sexualidades humanas desde una perspectiva integral y de género son aún inaccesibles para diferentes sectores de la población. Los factores culturales, religiosos, sociales y psicológicos son influidos a partir del conocimiento que se tiene sobre la prevención y cuidados de la salud sexual. Que a pesar del acceso a la información que se tiene hoy en días gracias a la tecnología de comunicación, sigue sin haber respuesta significativa en la disminución y control de las infecciones de transmisión sexual. (Pérez, y otros, 2021).
A manera de conclusión, expreso mi opinión sobre la importancia de desmitificar el uso de los métodos de barrera. Especialmente es muy llamativo para mi la cuestión de la supuesta reducción de sensibilidad en el uso del condón. El falocentrismo y “coitocentrismo”, llevan a la dinámica de focalizar toda la actividad sexual a las practicas de penetración, desensibilizando la capacidad y potencial sensual y erótico que tenemos todas las personas a la hora de experimentar un encuentro sexual.
Hago hincapié en la constante necesidad de dejar de centrar las relaciones sexuales en sólo lo que ocurre en las zonas pélvicas, ante la fijación que se tiene de limitar el placer sexual al desempeño de los órganos sexuales pélvicos externos, anulando las otras partes del cuerpo.
Por otro lado, también es importante eliminar las creencias entorno a las infecciones de transmisión de vía predominantemente sexual. Como cualquier zona del cuerpo, el poder cuidar y mantener una salud en nuestro organismo es importante. Pero saber que en el evento de adquirir una ITS hay procesos que permiten un tratamiento y cuidado eficaz, así como la gran mayoría de posibilidad de sanar y curar.
