El 12 de octubre se cumple un año más de la llegada de los primeros españoles a tierras americanas. En México, esta fecha se conoce como el “Día de la Raza”.
Aunque hay controversias sobre el impacto negativo del arribo de europeos a América, para el P. Luis Fernando Valdés, capellán de la Universidad Panamericana en Ciudad de México y editor del libro “Francisco en México: Sus gestos y mensajes”, la fecha contiene elementos muy positivos.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Valdés, doctor en Teología, destacó que “esta fecha me produce sentimientos en sumo positivos, porque después de cinco siglos hemos aprendido a convivir con este encuentro”.
“De hecho, con motivo del quinto centenario de aquel encuentro primero, se hizo una reflexión muy grande a nivel de la cultura académica y se pasó de hablar de una ‘conquista’ a un ‘encuentro mutuo’”.
“Ambas culturas se enriquecieron mutuamente”, aseguró, y precisó que “sin negar grandes tragedias sociológicas, grandes injusticias, al final el resultado de aquel encuentro y aquellos desencuentros ha sido una cultura latinoamericana, una cultura hispanoamericana, una evangelización en América”.
Además, señaló, se produjo “un enriquecimiento de la Iglesia Universal, por el hecho de que esta Iglesia latinoamericana que surgió en aquel entonces, quinientos años después dio un gran fruto, un Papa latinoamericano, el Papa Francisco”.
Para el sacerdote mexicano, “una manera de celebrar este día 12 es agradecer a Dios y ver como una situación verdaderamente bella y buena que la Iglesia Universal puede también expresarse a través de otras lenguas y de otra cultura”.
Actualmente, destacó, se puede “expresar el mensaje de Cristo y adorar a Dios Padre en Cristo con el Espíritu Santo, según los usos y costumbres de diversas partes del mundo. Así como en su momento la Iglesia aprendió a adorar a Dios en castellano, ahora la Iglesia sigue aprendiendo a adorar a Dios en las lenguas indígenas”.
Así, durante su visita a México en 2016, el Papa Francisco celebró una Misa en la que las lecturas y el Evangelio fueron leídos en lenguas indígenas del sur del país.
El Papa, destacó el P. Valdés, “vino a hacernos ver que los indígenas, como dijo también San Juan Pablo II, pueden adorar a Dios en la liturgia católica en sus propias lenguas”.
“Esta fiesta del 12 de octubre, lejos de verla como un desencuentro entre culturas, como una visión de vencidos y vencedores que se imponen”, dijo, debe verse como “un enriquecimiento mutuo y que se han podido ir superando bastante las heridas”.
Cinco siglos de la aparición de la Virgen de Guadalupe
El P. Valdés también destacó que México se encuentra a las puertas de “otro quinto centenario”, el de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en 1531.
La Virgen, señaló, “es como la gran estrella, como el gran momento de este encuentro entre los dos pueblos. El encuentro de la fe católica, revelada por Jesucristo y transmitida por la Iglesia, con la espiritualidad de la religión de los indígenas, que tenía muchas cosas por purificar, pero también había preparado muchos corazones para recibir el Evangelio”.
“La Virgen de Guadalupe integró a todos, a los españoles, a los criollos que en ese momento había poquitos, a los indígenas. Pero además aquí hay una cosa muy impresionante: que la Virgen de Guadalupe se aparece en Tenochtitlán, hoy Ciudad de México, pero se expande a todo México”, señaló.