Crédito: EWTN.
El Arzobispo de París (Francia), Mons. Laurent Ulrich, presidió este 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, la primera Misa en la que se consagró el altar de la restaurada Catedral de la Ciudad Luz, tras el incendio ocurrido en abril de 2019.
En la Eucaristía, en la que estuvo presente el presidente de Francia, Emmanuel Macron, concelebraron con Mons. Ulrich unos 170 obispos del país y de distintos lugares del mundo; un sacerdote de cada una de las 106 parroquias de la arquidiócesis de París, y un sacerdote de cada una de las siete iglesias católicas de rito oriental.
Todos ellos utilizaron las casullas que fueron diseñadas por Jean-Charles Castelbajac, el francés de 74 años a quien se le encargó esta tarea, y que ha vestido a figuras de la farándula como Madonna, Beyoncé y Rihanna.
Uno de los obispos que llegó desde Nueva York fue su arzobispo, el Cardenal Timothy Dolan, quien también estuvo ayer en la ceremonia de apertura.
Ante la imagen de Nuestra Señora de París, el purpurado dijo estar agradecido por participar en la primera Misa en la catedral y resaltó la generosidad de muchos en Estados Unidos que ayudaron en la restauración del emblemático templo.
Antes de proceder a la consagración del altar, se colocaron en él las reliquias de cinco santos, tres mujeres y dos hombres, “cuya historia está ligada a la Iglesia de París: Santa María Eugenia Milleret, Santa Magdalena Sofía Barat, Santa Catalina Labouré, San Carlos de Foucauld y el Beato Vladimir Ghika”, indica el sitio web de la arquidiócesis.
Después, el prelado parisino rezó la oración de consagración y ungió con el crisma (aceite) todo el altar, que esparció con las manos como dispone el ritual, para luego encender el incienso y proceder a adornar e iluminar el altar.
“Esta mañana, la pena del 15 de abril de 2019 se ha terminado”
Así inició el Arzobispo de París su homilía, precisando que “en cierto modo, y aunque la conmoción por el incendio haya sido duradera, el dolor ya estaba superado cuando la oración se elevó desde los muelles del [río] Sena y desde cientos de millones de corazones del mundo entero”.
Tras resaltar que el altar es donde ocurre “el sacrificio de Cristo, el lugar donde da su vida por todos”, Mons. Ulrich destacó que “el material elegido por el artista, el bronce, entra en franco diálogo con el edificio de piedra”.
El prelado alentó luego a todos los fieles presentes a que no sólo se “queden deslumbrados por la belleza redescubierta de las piedras, sino déjense guiar a las mayores alegrías, al don más hermoso que Dios les hace y nos hace de su presencia amorosa, de su cercanía a los más pobres, de su poder transformador en los sacramentos”.