Los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing se llevan a cabo dentro de una verdadera fortaleza, conocida informalmente como la «burbuja», que lleva semanas de cuidadosa planificación para iniciar con éxito.
Diseñada para evitar la propagación de COVID19, la burbuja es la cuarentena más ambiciosa que se ha intentado desde el comienzo de la pandemia.
El viaje dentro de la burbuja comienza con una copia del «Libro de jugadas», un libro de reglas de 83 páginas descrito por los funcionarios olímpicos como una «forma de vida».
La guía indica a las y los participantes que carguen sus lecturas diarias de temperatura en una aplicación 14 días antes de los Juegos y que se aíslen durante ese tiempo para evitar infecciones. Como los casos de Ómicron están aumentando en Tokio, donde vivo, no me arriesgué.
Cuando partí hacia Beijing, estaba completamente vacunada, había dado negativo para COVID19 dos veces y había abastecido mi maleta con cubrebocas y bocadillos para comer si fallaba una prueba y me veía obligada a aislarme solo durante todos los Juegos de Invierno, hizo saber la periodista Selina Wang.
A su llegada, la enviada especial de CNN hizo saber lo siguiente en su cuenta de Instagram:
«¡Finalmente en a Beijing para los Juegos Olímpicos de Invierno! Nunca me había sentido tan aliviada de llegar a un destino.
Lo primero que vi al bajar del avión fue un mar de trajes de materiales peligrosos. Se sentía más como entrar en un centro médico que en una ciudad anfitriona olímpica.
Ahora que estoy dentro de la burbuja, estoy confinada en mi habitación de hotel y en las sedes olímpicas… literalmente encerrada en barricadas (a menudo con paredes, cercas y seguridad)».
