Por La Señorita Cometa
Fotografía: Cortesía
En 2024, el Centro Nacional de las Artes (Cenart) celebró su 30 aniversario. Fue todo un año de festejos que, sin embargo, dejó muchos sinsabores, pues la administración encabezada por Antonio Zúñiga olvidó por completo a los
trabajadores quienes, como en aniversarios anteriores y en otras instituciones, no tuvieron comida de celebración.
El mero día, el 24 de noviembre, lo que se organizó fue un “Gran Pachangón de Aniversario”, con el Sonido Perla Antillana, en un domingo, día no laboral para la mayoría de colaboradores, por lo que no asistieron a su propio festejo.
Y es que el año pasado, la dirección del Cenart se centró en programar una gran cantidad de eventos, muchas veces de mediana calidad, solo con la finalidad de atraer más público, lo cual se logró.
En 2024 se registró un aumento de casi 20 por ciento en el número de asistentes con respecto a 2023, que pasó de un millón 375 mil a un millón 647 mil visitantes; mientras que la cifra se incrementó en casi 60 por ciento en comparación con 2022, después de la pandemia del covid, cuando sumaron un millón 30 mil asistentes.
Una gestión centrada en incrementar la afluencia, con la idea de que era un espacio elitista creado en la administración del presidente Carlos Salinas de Gortari, se optó por abrir el Cenart a nuevos públicos, incluso a los perros, lo que desde un inicio suscitó la polémica sobre todo en redes sociales.
En 2023, el actor y dramaturgo Antonio Zúñiga decidió que los asistentes podrían visitar las Áreas Verdes con sus mascotas, acción fuertemente criticada por muchos que disfrutan de ese espacio con sus hijos, bajo el argumento de que ya estaría contaminado con las heces y orina de los animales.
Estas críticas fueron ignoradas completamente, ya que el director y sus colaboradores asistían a trabajar con sus perros, que andaban por todas las oficinas y pasillos, bajo el pretexto de que se trataba de animales de apoyo emocional.
Sin embargo, el público sí llegó en masa a las instalaciones de este recinto cultural con el ciclo Con la música en las venas. Sonideros en el Cenart, que el último miércoles de cada mes presenta a los máximos exponentes de ese género, recientemente declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México.
El problema fue que estas presentaciones se hacían en el marco de la Noche de Museos, el cual ofrece visitas guiadas nocturnas por diversas exposiciones las cuales, en el caso del Cenart, quedaron en segundo plano y muchas veces canceladas para dar prioridad a los sonideros, por las restricciones de acceso y el volumen de la música.
Eventos ya consolidados como el Festival Internacional de Piano En Blanco y Negro tuvo el año pasado un añadido: “…y de todos los colores” para abrirse a la diversidad y acudieron pianistas con discapacidad, afrodescendientes y de la comunidad LGBTIQ+, a pesar de lo cual no se logró aumentar el número de asistentes, al contrario, disminuyó al pasar de casi 6 mil personas en 2023 a poco más de 4 mil en 2024, tanto de manera presencial como virtual.
El año 2025 inicia con una nueva administración, con Vicente Jurado como director del Cenart, nombramiento que generó polémica en redes sociales donde ha sido fuertemente criticado por su gestión como Secretario Académico de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, que se encuentra dentro de las instalaciones del Cenart y el rechazo de su comunidad estudiantil, por cuestiones de negligencia y hostigamiento.
Llega con el encargo de dar prioridad al ámbito académico que francamente está muy descuidado en el Cenart, cuya misión es ser un espacio de encuentro de las artes, donde convergen escuelas profesionales y centros de investigación artísticas, así como foros para la práctica y difusión de las artes y extensas áreas verdes para
el desarrollo de una rica e intensa vida académica y artística. A ver si lo logra.