Cărtărescu dialoga y recomienda libros a los jóvenes en la FIL

Educación
El ganador del Premio FIL de Literatura recordó cómo comenzó su fascinación por las letras

Entre anécdotas de su infancia y la recomendación de aprender a entender la literatura más que leer libros, el escritor rumano Mircea Cărtărescu, Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2022, sostuvo un diálogo con estudiantes como parte del programa Mil Jóvenes con… en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).

En el auditorio Juan Rulfo del recinto ferial, Cărtărescu charló de forma amena con los asistentes, quienes le cuestionaron acerca de sus autores preferidos, la identidad que puede dar la literatura y cómo comenzar a escribir.

El poeta y narrador afirmó que por más libertad que pueda tener un escritor ésta debe de ir de la mano de la ética, pues no debe escribir y hacer sólo libros bellos, sino que tiene el compromiso social de actuar contra las injusticias.

“Los escritores no sólo escriben libros bonitos, sino que tienen una deuda como ciudadanos y como intelectuales; no puedes ser escritor y pasar junto a una persona que sufre y dejarlo abandonado. El escritor tiene una segunda moral, tiene que actuar en contra de las injusticias del mundo, que son muchas y todos la sentimos en cada momento. Aunque tenemos la libertad no podemos escribir de cualquier cosa porque tenemos una responsabilidad”, afirmó.

El autor de El cegador recordó que creció en una familia muy pobre, que vivía en una pequeña casa en su natal Bucarest (Rumania), provista de un cuarto con piso de cemento que fungía como cocina, habitación y comedor.

Contó a los asistentes que ver a su madre sentada en la cama con un libro en su regazo es la primera imagen que tiene de su infancia, y que su fascinación por las letras comenzó a los cuatro años, cuando todavía no entendía lo que significaban.

Su familia no tenía muchos libros, pero su padre de vez en cuando llevaba el periódico, un objeto que le atraía por los signos en negro que no sabía que eran, pero que poco a poco comenzó a entender.

Cărtărescu reveló que ya más grande compraba libros con el dinero que su madre le daba para que un jugo y un bocadillo en el colegio, y así hizo una biblioteca de unos 30 títulos que leía una y otra vez hasta “hacerlos polvo” en sus jornadas de lectura de ocho o nueve horas.

“Mis padres me decían que saliera a jugar y cuando salía cerraban la puerta tras de mí”, relató.

Dijo que desde entonces los libros le acompañan todo el día, y todos los días, incluso cuando come y cuando va al baño.

“En mi vida la lectura ha sido la base fundamental, y luego descubrí los juegos de computadora, que se han convertido en un placer, como las lecturas”, bromeó.

El narrador recomendó a los jóvenes leer a Jorge Luis Borges y recordó uno de los cuentos que más lo impactó del escritor argentino en el que un viejo Jorge Luis Borges se encuentra con un Borges joven. La imagen hizo plantearse a Cărtărescu cómo sería el encuentro con su propio yo de joven, a quien le preguntaría si no ha traicionado sus ideales y si ha cumplido sus sueños literarios.

Texto: Mariana González-Márquez
Fotografía: Abraham Aréchiga

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