Por Nicolás de Cárdenas
Fotografía tomada en la Parroquia de Santa Ana
El Arzobispo de Valladolid, Mons. Luis Argüello, invita a los fieles al inicio de la Cuaresma 2025 a “entrar de nuevo en el agua del Bautismo” y revisar el modo en que celebramos la Eucaristía como claves de conversión en este tiempo litúrgico.
El también presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha publicado una carta titulada Renovar el Bautismo para participar en la Eucaristía”, en la que subraya de entrada que “si el barro pierde el agua se transforma en un polvo despreciable”, en referencia al rito de imposición de la ceniza que se realiza este miércoles. “La Cuaresma nos ofrece cada año esta estupenda oportunidad: entrar, de nuevo, en el agua del Bautismo, sumergirnos en la muerte y resurrección de Jesucristo, para acoger, de nuevo, la gracia que él nos otorga con este Sacramento”, expone el prelado. Así, la Cuaresma, como “tiempo bautismal”, constituye una oportunidad de “renovar nuestra comunión y pertenencia eclesial”, por lo que Mons. Argüello invita a considerar que “nuestra forma de vivir la comunión, nuestras deficiencias comunitarias o nuestros límites son territorio concreto de la conversión en esta Cuaresma”.
Por otro lado, el prelado expone que en la Cuaresma “tomamos conciencia de lo que significa ser bautizados y caemos en la cuenta de las zonas del corazón que se resisten a ser bañadas por este agua que regenera”. consecuencia, propone cultivar la oración, el ayuno y la limosna “como medios concretos para despejar el corazón de todo aquello que estorba para recibir, de nuevo, en la noche santa de Pascua el agua que todo lo recrea”. Mons. Argüello también pide una mirada de conversión respecto de la participación en la Eucaristía, “porque el domingo es nuestra seña de identidad y la Eucaristía es el sacramento de nuestra Fe”.
En este sentido, recuerda que “para poder sentarnos en el banquete de la Eucaristía, precisamos el vestido del Bautismo bien dispuesto”. Por eso, la Cuaresma es tiempo propicio “para renovar el Bautismo en el Sacramento de la Penitencia”. El prelado recuerda además que, “para poder participar plenamente de la Eucaristía y comulgar el cuerpo y la sangre del Señor, nuestro corazón ha de desear comulgar. Este deseo se expresa disponiendo el vestido blanco del corazón”.
Tras instar a revisar “cuál es nuestra conciencia de la presencia real del Señor” o “cómo es nuestro espíritu de adoración”, el prelado señala que “la Eucaristía no solamente es un acto de piedad particular o personal, sino que es una celebración de la comunidad cristiana”. “¡Conviértete! Cree en esta buena noticia, cae en la cuenta de la fragilidad cada vez que se separa la gracia del agua del polvo de la Tierra para, así, renovar en la Pascua nuestro Bautismo y participar más plenamente de la Eucaristía, sacramento de nuestra Fe”, concluye Mons. Argüello.