En el Coro Bajo del Centro de las Artes de Querétaro, sede de la Secretaría de Cultura de nuestra entidad, se desarrolló una sesión más de «Lunes de Cronistas».
El Mtro. Jorge Abraham López Colchado, habló sobre «La acequia madre de Querétaro Siglos XVI al XVIII». Al respecto, hizo saber que, la acequia madre fue un sistema hidráulico iniciado en Querétaro desde el Siglo XVI, tuvo su apogeo hasta el Siglo XVIII; y, su fin primordial radicaba en conducir agua limpia desde lo que hoy en día, es el Seminario Conciliar, pasando por Av. de los Arcos, Circunvalación, calle 16 de septiembre, bajando por el Jardín Zenea, hasta introducirse a calle Madero, Allende, Guerrero y finalizar en el Real Colegio de Santa Rosa de Viterbo.
La acequia madre fue trazada por el conquistador y pacificador de Querétaro; Fernando de Tapia, mejor conocido como «Conín», con el firme objetivo de poder hacer uso de tierras inundadas y contaminadas por una planta llamada Palo Bobo.
Para dar curso a su proyecto, hizo uso de una yunta de bueyes; finalmente, logró cultivar maíz, trigo, etc., mientras tanto, españoles asentados en La Cañada encontraron insuficiente el espacio para poder seguir construyendo sus casas; motivo por el cual, decidieron arribar a lo que actualmente es el Centro Histórico de Querétaro, pero «Conín» ya había trazado la acequia madre para poder regar sus cultivos.
Construcción que ha quedado debajo de muchos monumentos, aunque todavía se puede observar. Al momento de conducir el agua por la acequia madre con el propósito de cultivar las tierras, también era útil para consumo humano, tareas domésticas y algunos espacios que eran conocidos como obrajes y tepiches. Con el paso del tiempo el canal de agua fue mejorándose, y pudo llevar agua al pueblo de Querétaro, así fue generada la prosperidad.
Sin embargo, a mediados del Siglo XVIII, lamentablemente, el mal uso del agua dentro de los obrajes, donde se lanzaban vísceras de animales y grasas contaminantes, provocó que muchos habitantes sufrieran enfermedades gastrointestinales. Desde que la acequia fue contaminada debió buscarse alternativas para traer agua limpia a la cuidad de Querétaro, por tal motivo, surgió el acueducto.
La acequia madre cayó en desuso aproximadamente en el Siglo XVIII, pero a fines de este siglo e inicios del Siglo XIX, se intentó volver a utilizarla junto con el acueducto, por la misma necesidad de tener más agua. Durante tiempos de lluvia se cerraba el paso de agua del acueducto y de la acequia para poder limpiarlas y seguir disfrutando de un agua más cristalina.
Tanto la acequia madre como el acueducto de Querétaro convivieron a la par, pero entrado el Siglo XX dejaron de ser un medio viable para distribuir el agua en la ciudad.
Las estructuras que se muestran en la imagen tienen aproximadamente entre 35 y 40 centímetros de diámetro, reciben el nombre de surcos, son cañerías donde se distribuía el agua en Querétaro durante la época del acueducto.