Fumio Kishida, primer ministro de Japón ha emitido una grave advertencia en un discurso a las y los legisladores, sobre la crisis poblacional del país, al aseguar que estaba al borde de no poder conservar las funciones sociales, principalmente debido la disminución en la tasa de natalidad. Se trata de una problemática que debe ser abordada ahora; y, no puede esperar.
Ahora tenemos que ubicar a la crianza de hijas e hijos como prioridad política, sobretodo si consideramos la sostenibilidad e inclusión económica, así como la sociedad en su conjunto. El gobierno habrá de invertir el doble en programas vinculados a las infancias y en abril estabelcerá una nueva dependencia gubernamental enfocada a ese tema.
Al momento, Japón registra una de las tasas de natalidad más bajas en el mundo, también tiene una de las expectativas de vida más alta, ya que en 2020, casi una de cada 1500 personas en Japón tenía 100 años o más, conforme a información oficial. Ahora el Ministerio de Salud ha predicho que registrará menos de 800,000 nacimientos en el año que recién concluyó, por primera ocasión desde que se iniciaron los registros en 1899.
Esta situación ha generado una crisis de índole demográfica, con una sociedad que envejece muy rápido y una fuerza laboral cada vez más mermada, porque la cantidad de jóvenes para ocupar los sitios vacíos resulta insuficiente dentro del contexto de una economía estancada.
Expertos refieren diversos factores detrás de la reducida tasa de natalidad, el alto costo de la vida del país, el espacio limitado y el escaso apoyo para el cuidado de las infancias en ciudades complican la crianza de hijas e hijos, por tal motivo, hay menos parejas que desean originar una familia. a
